El triste destino que le espera a los osos polares frente a los calurosos veranos
Según estudios el futuro de los osos polares está en peligro, ya que a raíz de los calurosos veranos podrían llegar incluso a morir de hambre.
Todos sabemos que los osos polares son animales acostumbrados a vivir en el frío, algo que se complica con la llegada del calentamiento global, ya que, según los expertos los veranos se irán alargando cada vez más, algo que para muchos puede ser una buena noticia, pero no para los osos polares.
Y es que lamentablemente es poco probable que los osos polares logren adaptarse a los veranos más largos. Esto porque es difícil para estos animales alimentarse en las épocas de calor, lo que aumenta las probabilidades de que los osos polares mueran de hambre.
Nuevo estudio de los osos polares
Un grupo de científicos de la Universidad de Washington State publicaron un nuevo estudio en la revista Nature en el que se le hizo un seguimiento a 20 osos polares durante tres semanas de verano.
La hipótesis planteaba que los osos polares podrían resistir el calor de mejor manera si es que actúan como los osos pardos, es decir, descansando más y comiendo alimentos de tierra firme.
El problema es que estos animales, probaron diferentes estrategias como descansar más, buscar alimento en tierra firme e incluso recolectar basura, pero los resultados no fueron positivos. Casi todos perdieron peso rápidamente, casi un kilo por día.
Y es que a pesar de imitar las conductas de los osos pardos, estas dos especies de osos son extremadamente distintas. Los osos polares machos adultos pueden llegar a medir 3,3 metros y pesar hasta 680 kilos, mientras que los osos pardos solo llegan a medir 2,7 metros y pesan máximo 360 kilos.
El estudio asegura que para mantener ese peso, los osos polares dependen de la grasa de las focas que son ricas en energía y que los osos cazan en el hielo. Sin embargo, es una actividad que requiere un gasto energético importante y que con las grandes olas de calor, muchas veces prefieren no realizar y se quedan tumbados todo el día con el fin de ahorrar energía.
Eso si bien ahorra energía, no les entrega los alimentos que necesitan y pone en riesgo la vida de este animal que podría estar en peligro de extinción si se alargan los veranos.