El director Denis Villeneuve continúa su adaptación de Duna, con una película épica e intensa que es un festín para los sentidos. La novela fundacional de la ciencia ficción de Frank Herbert cobra vida en un blockbuster de autor que te sumerge en los desiertos de Arrakis y sus colosales gusanos de arena.

Esta obra posee toda la impronta de su autor, quien nos ha dado algunos de los mejores films de ciencia ficción de los últimos años, como “La Llegada” (2016) y “Blade Runner 2049” (2017). Es un cine muy cuidado, con un valor de producción gigantesco, pero que está hecho para ser un éxito de taquilla. 

 

Esta secuela reanuda el viaje del Duque Paul Atreides (Timothée Chalamet), quien luego del ataque de los mortíferos Harkonnen, comienza su camino de venganza y control político de todo el planeta. Esta aventura llena de tensión y traiciones explora el carácter divino del protagonista y su rol como“El elegido”, mientras busca recuperar el trono y derrocar al emperador del universo conocido. Un relato digno de Shakespeare, pero en una ambientación a diez mil años en el futuro. 

 

En todos sus aspectos técnicos, “Duna: Parte dos” es un deleite audiovisual. Su impecable fotografía a cargo de Greig Fraser ( Rogue One, The Batman) y la utilización de cámaras IMAX en todo el metraje, le aporta una escala épica al relato. Por otro lado, el soundtrack de la mano de Hans Zimmer (Interestelar, El Origen)  logra una inmersión total tanto en los desiertos de Arrakis,como en las instancias más íntimas. 

 

La adaptación de la novela homónima de Frank Herbert, comprime algunos pasajes del libro original, en pro de mostrar secuencias épicas y en explorar más a sus personajes y sus motivaciones. El viaje del héroe cuestiona el rol divino que se le atribuye a su protagonista. El duque y su carácter de mesías es uno de los pilares de una historia que incluso reflexiona sobre los cultos, y el control de la población.

 

Estamos frente a un blockbuster de gran escala, que mantiene el sello de su director. Los planos generales y el uso del color son elementos claves que logran una inmersión total en un largometraje que se extiende por casi tres horas;  pero que tiene tantas secuencias de calidad que no aburre.

 

El elenco de lujo proporciona actuaciones de gran carga dramática, y todo parece ser extremadamente serio. Afortunadamente existen personajes memorables como Stilgar (Javier Bardem) quien es un alivio cómico que descomprime la intensidad que transcurre en el planeta desértico. Hay un buen manejo de los ritmos de la historia, una combinación de tensión con batallas épicas y efectos especiales de primer nivel. 

 

Duna fue el libro que inspiró a grandes clásicos del cine como Star Wars, y es un pilar de la ciencia ficción. Esta nueva adaptación cinematográfica de gran presupuesto y valor de producción no sólo cautiva por su escala gigante, sino que también destaca por el cuidado en sus apartados técnicos, elenco y un director que logró traspasar con éxito una historia compleja, para la gran audiencia.