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Las cuatro amenazas que destruyen los océanos y, por cierto, nuestras vidas

Por: Constanza Khamis
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Cuatro amenazas que pueden destruir los ecosistemas marinos y la vitalidad de nuestro planeta. Tomemos acciones y apuntemos a la conservación de ecosistemas marinos.

8 de junio y como todos los años, te contamos la importancia de conmemorar el Día Mundial de los Océanos. Una jornada implementada por las Naciones Unidas, para reflexionar y tomar acciones para cuidar las cinco magnas masas de agua que bañan nuestro planeta. 

Y es que los océanos son el corazón de la Tierra. Su importancia es fundamental por su capacidad para proveer alimentos a la humanidad, ser una vía de transporte para conectarnos, convertirse en una importante fuente de energía para nuestras necesidades, ser esenciales para que podamos respirar, y lo más importante: son el hogar de una gigantesca biodiversidad que mantiene el equilibro de la vida en el Planeta Azul. 

 

Es por eso que tenemos que reflexionar y tomar acciones para conservar los ecosistemas marinos del planeta, y llamar la atención sobre las amenazas que hoy ponen en peligro la vitalidad de estos y la de nosotros. En 13C, te presentamos cuatro de estas situaciones, que tenemos que evitar y mitigar lo antes posible. 

1. El Cambio Climático: una bomba de tiempo que golpeará fuerte a los Océanos 

Tema del momento y que a medida que avanza el reloj se hace cada vez más complicado: el cambio climático. En otro artículo que presentamos "¿Qué tiene de importante celebrar mundialmente los océanos?" te contamos que los océanos son reguladores de diversos climas en el mundo. Además, pueden absorber el calor y distribuirlo a distintos lugares del planeta. 

Angelo Fraga Bernardino, oceanógrafo y ecologista marino comentó a National Geographic: "Los océanos realizan un intercambio de calor y gases con la atmósfera. Así, una atmósfera más cálida significa un océano más cálido, y esto repercute negativamente en una serie de organismos y ecosistemas marinos”. 

Y aquí nos enfocamos en lo que llamamos Gases de Efecto Invernadero (GEI), los que son emitidos por la naturaleza y en mayor medida por los humanos. Según un boletín de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los océanos absorben más del 90% del exceso de calor del sistema climático de la Tierra, así como más de una cuarta parte del CO2 emitido anualmente por la producción humana.

El boletín hace una alerta más: "En 2100, el océano habrá absorbido entre dos y cuatro veces más calor que en los últimos 50 años si el aumento de la temperatura media mundial se limita a 2°C. Si es mayor, podría absorber entre cuatro y siete veces más".

Lo preocupante también es que otra consecuencia de este calentamiento de las aguas es el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos capaces de provocar catástrofes. Es ahí cuando entran en juego los huracanes, ciclones, tifones, mareas altas, tormentas e inundaciones de ciudades costeras. Y quienes pagarán la deuda, serán los humanos y animales.

2. Un agua más ácida y corales sin colores

Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el clima mundial entre los años 2015 y 2019, supuso un alto coste ecológico. El océano absorbe el 23% de las emisiones antropogénicas de CO2 (procedentes de la acción humana), por lo tanto, las emisiones de GEI también han sido responsables de impactos en los ecosistemas marinos.

Esto porque las investigaciones han revelado que el CO2 absorbido reacciona con el agua de mar cambiando su pH, haciéndola más ácida. Este proceso fue interpretado como acidificación de los océanos, y puede afectar la capacidad de organismos marinos como los moluscos y corales constructores de arrecifes para producir y mantener las conchas y material esquelético. 

El documento reveló que "Se ha producido un aumento del 26% de la acidez de los océanos desde el inicio de la revolución industrial". Mientras el océano absorbe más CO2, el calentamiento global provoca la pérdida de oxígeno. 

Esta desoxigenación, junto con la acidificación y el calentamiento de los océanos, según la investigación, pueden provocar cambios drásticos en los ecosistemas marinos y la biodiversidad, como la extinción de poblaciones y la decoloración de los corales. 

3. Sobreexplotación de los océanos

Nuevamente los seres humanos somos responsables del cambio climático y su afectación a los océanos. Y es que tal como mencionamos anteriormente, los mares son una fuente gigantesca de alimentos para nosotros, pero no infinita. 

La sobreexplotación de los océanos, traducida en la pesca insostenible, amenaza la supervivencia de otras especies y la de los seres humanos. Un informe sobre esta actividad y la acuicultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), reconoce a la pesca insostenible como: 

Sobrepesca: sobreexplotación de los peces más allá de los límites biológicos sostenibles. 

Pesca destructiva: uso de prácticas o equipos que dañan un ecosistema.

Pesca irregular: referida a la pesca ilegal, no declarada o no regulada. 

Según el documento, estas prácticas son la causa directa de la excesiva mortalidad de algunos peces. Un dato revelador: cerca del 34% de todas las poblaciones de peces marinos está sobreexplotado.

Y ojo, que esta última oración está en pasado. Este porcentaje, también representaría una triplicación desde que se inició el estudio en el año 1974. 

4. La creciente población de basura en el mar y el auge de los plásticos desechados 

Los humanos otra vez. No es por la pesca, ni tampoco la contaminación. Son nuestros desechos que día a día terminan en el océano. Ya no son los mares los que inundan, son los mares los que son inundados por nuestro plástico. 

Cristian Lagger, ecólogo marino e investigador de Ecología marina del Instituto de Diversidad y Ecología Animal en Argentina explica que el plástico ha avanzado tanto que: "Sabemos que ya casi no hay ecosistemas libres de plástico. Los científicos han encontrado microplásticos en la cima de las montañas más altas, en la sangre humana y en lugares súper remotos como las profundidades del mar Antártico".

Otro informe publicado en el 2021, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), es categórico y muy coincidente con lo que dice el también explorador. Esta investigación arroja que el plástico es la parte más grande, más dañina y persistente de los residuos en el mar del ser humano. Otro dato revelador: este representa el 85% de su totalidad. 

Y están en todas partes del planeta, estamos hablando de una pandemia mucho más grande que las que han azotado a la humanidad. Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), manifiesta que los microplásticos, definidos como esos restos que quedan de la descomposición de los plásticos, ya han llegado a las profundidades de los océanos, están los hielos del Ártico y en lugares tan remotos como en la Patagonia. 

Los más afectados son los animales y plantes que viven en los ecosistemas marítimos. Es así como ballenas, focas, tortugas, aves y peces han sido lesionados, ahogados, asfixiados, estrados fisiológicamente, sufrido daños toxicológicos, entre otros. Esto también afecta a los humanos, quienes en el consumo, por ejemplo, de mariscos, se ingieren bacterias patógenas transportadas por plásticos. 

Salvemos el océano, salvemos nuestras vidas

La preservación de ecosistemas y entornos marinos es hoy el gran desafío para terminar con esta destrucción. Lagger comentó a National Geographic: "Nosotros, como especie, ya entendemos que no podemos sobrevivir sin el océano. Y nuestro futuro está estrechamente relacionado con su salud", apuntando a la educación ambiental como principal motor del éxito. 

Por otra parte, las autoridades políticas tienen un rol muy importante. Ellos son los responsables de la toma de decisiones y aplicación de políticas que puedan proteger los océanos. "Es importante elegir líderes que se preocupen por la causa medioambiental y que inviertan en soluciones tales como energía limpia, reciclaje o transporte público. Cada acción a favor del medio ambiente marca la diferencia", comentó Bernardino. 

¿Y tú? ¿Qué haces para cuidar los océanos? 

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