La evolución y el valor del graffiti en Chile
Cuando se trata de graffiti, hay poco consenso respecto de su origen, artisticidad y legitimidad. Sin embargo, desde el 18 de octubre de 2019 este tipo de expresión se ha tomado el espacio público de las ciudades de Chile, sin dejar a nadie indiferente.
por Constanza Serrano
Los que más se han visto son “rayados” (o “tags”) y murales realizados con distintas técnicas. Para entender mejor este fenómeno, hablamos con dos expertos en arte callejero chileno: Patricio Rodríguez-Plaza (doctor en Artes y Ciencias del Arte de la Universidad de París 1, Panteón-Sorbona y autor de variada literatura en la materia) y Guisela Latorre (doctora de la Universidad de Illinois, experta en muralismo y autora del libro “Democracy on the Wall: Street Art of the Post-Dictatorship Era in Chile”).
Ante la pregunta de los comienzos del graffiti en Chile, ambos especialistas creen que esta forma expresiva (Rodríguez-Plaza diría “experiencia estético-plástica”) parte a mediados del siglo XX. “ En los años 1960-1973, se produce un tipo de rayadura urbana eminentemente política, la que a su vez puede dividirse entre la escritura política propiamente tal y el tipo de muralismo que, sin abandonar lo político escritural, le imprime a este las imágenes visuales, tales como los puños, las flores, los rostros, entre otras”, explica Rodríguez-Plaza.
De este período, destacan ciertas brigadas muralistas como la Brigada Ramona Parra y la Brigada Chacón. Respecto de esto, Latorre dice que “la mayoría de estos colectivos de arte callejero trabajan en el nombre de el Partido Comunista Chileno con figuras como el presidente Salvador Allende y el senador Volodia Teitelboim”, y añade que “en estas brigadas se estableció el distintivo y único estilo de arte callejero chileno”.
En la actualidad, la exposición que tienen los graffiti ya no se ve limitada por el espacio ya que estos toman una nueva dimensión de visibilidad en las redes sociales. “Ellos (los artistas callejeros) publican fotos de sus intervenciones en las calles en sus redes sociales, lo que les permite alcanzar distintos públicos (...) Así, el espacio público es definido por el espacio físico de la ciudad y por el espacio online de internet”, según cuenta Latorre.
En relación al motivo por el que este tipo de expresión es más apreciada en tiempos de inconformismo social, Rodríguez-Plaza afirma que “se buscan estas maneras porque solo así se puede expresar lo que los deseos, las subjetividades y el cuerpo son capaces de exponer de una manera acorde con pulsiones y retóricas que no se conforman con la racionalidad de la exposición racionalista”.
Respecto del valor que tienen los distintos tipos de graffiti, Latorre explica que este no se relaciona con el nivel de premeditación y preparación que tienen. “Hay algo muy puro y honesto, pero también crudo y vulgar sobre algunos rayados, característica que los diferencia (de otros graffiti)”, afirma la académica y agrega que “algunos pueden estar hechos con mayor cuidado, consideración y atención a los elementos formales como composición, color y líneas, pero todos tienen igual valor cultural, político y social”.
Para Rodríguez-Plaza, en estos tiempos de crisis, lo importante, más que la aparición de murales o de expresiones figurativas, es la “escribanía pura y dura”. Así, sostiene que con los rayados “se escribe, pero también se grita, en una especie de paralelo con las nuevas redes sociales que no existían en otro tiempo. Se raya, se exige, se plantea una idea, que de algún modo no es ni escritura ni oralidad, sino algo intermedio, como el chateo mismo”.
Dentro de este contexto, podemos destacar los trabajos de INTI (@inti.artist), Fab Ciraolo (@fabciraolo) y Caiozzama (@caiozzama), quienes a través de sus propuestas artísticas, han realizado una fuerte crítica social, en este momento histórico que vive Chile.