Día del Vino: ¿Qué tiene este brebaje que nos gusta tanto?
¿Qué hace que el vino nos guste tanto? ¿Serán sus sabores, sus efectos, o es algo netamente social? Te lo contamos en esta nota.
Cada 4 de septiembre, nuestro país celebra el Día del Vino. Una fecha única para disfrutar y sentir la belleza de este brebaje que tanto categoriza a Chile. Desde el 2015 que tomamos conciencia de este tesoro, y gracias a una iniciativa de los actores de la industria vitivinícola que se hizo Ley.
Según la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, la principal razón para crear esta fecha es para fomentar la industria del vino e impulsar su reconocimiento a nivel mundial. La industria vitivinícola en nuestro país es muy célebre por la diversidad y calidad que sus productos tienen.
¿Por qué nos gusta tanto el vino?
No es la embriaguez. En tiempos en que cualquier "paraíso artificial" puede ser más elocuente que una simple copa de vino, y a esto nos referimos con drogas y otras sustancias, definitivamente esta no es la principal razón.
La industria lo relaciona con el sabor, pero si lo vemos desde el punto de vista escéptico, estamos hablando de una bebida que tiene un cóctel de alcohol, ácido tartárico, málico y taninos, algo que resulta bastante poco atractivo para el paladar.
Estamos hablando que si una persona bebe una infusión de alcohol, puede resultar amargo y dulce, los ácidos sin los demás ingredientes lo hace agrio, y solo una cucharadita de taninos en la boca, llegará a salir vapor de nuestra boca pidiendo agua desesperadamente.
Entonces, ¿Qué tiene el vino que nos guste tanto, que conquiste el paladar en cosa de tiempo?
La respuesta a este gusto adquirido tiene varias tesis, y una de estas, la que más fuerza tiene es social. El vino nos gusta porque una reunión no es lo mismo sin una botella. Un asado con los amigos se mantiene con un buen tinto. El vino es un factor importante a la hora terminar con éxito eventos.
También está el estatus, la vanidad se nutre con vino. Leer la etiqueta, olerlo, y luego saborearlo como si fuéramos los más grandes enólogos, alimenta nuestro ego en medio de una reunión. El vino también no discrimina las clases sociales, lo aman los ricos y los pobres. El dinero no hace la diferencia en esta admiración.
Pero la ciencia también tiene sus respuestas. Cuando bebemos vino, tenemos sensaciones de relajo y felicidad. Esto es porque el consumo de esta bebida, nos hace liberar endorfinas, las hormonas que por definición, producen en nuestro cerebro, la sensación de placer y bienestar.
Así que si un día ves una botella de este brebaje, no lo pienses dos veces, porque te irá bien.
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