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Datos y panoramas para disfrutar

Una tarde en el Poike, el volcán más antiguo de Isla de Pascua

Por: Constanza Khamis
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Pese a que llevábamos un par de días en Isla de Pascua, ya estábamos totalmente sorprendidos por su entorno. Fue en esa primera parte de nuestro viaje que un amigo que vive allá nos invitó a hacer un asado “por ahí”. Nos subimos a su auto y partimos hacia un sector donde aún no habíamos ido. Tras 30 minutos, y estando lo más lejos que se puede del pueblo Hanga Roa, llegamos a la base del Poike, el volcán más antiguo de la isla.

por Florencia Sánchez

Actualmente el volcán Poike está seco, convirtiéndose en un cerro de baja altura, pero con gran amplitud para los costados. Al llegar nos instalamos en una casita con un gran árbol y un fogón en la mitad del terreno, postal que habitan los cuidadores, amigos de mi amigo. Mientras preparábamos la comida, comenzamos a sentir la tranquilidad del lugar y apreciar la gran vista desde ahí. La costa, el mar infinito, el valle y el imponente Rano Raraku. Estuvimos varias horas sentados en ese lugar, apreciando los cambios de color del paisaje.

De repente, mi amigo rompió nuestro trance contemplativo y nos propuso subir el cerro. Nosotros nos asustamos un poco, ya que cuando llegas a la isla uno de los lugares prohibidos para ir sin guía es el Poike, debido a que hay muchos toros y puede ser peligroso. Sin embargo, y pese a no ser nativo, mi amigo lleva varios años en Isla de Pascua y este volcán es su lugar favorito. Confiamos en él, nos paramos y emprendimos rumbo a la cima.

Al llegar, la energía del lugar resonó en mí. Y aunque suene cliché hablar de la carga mística de la isla, las virtudes del Poike tienen una explicación. Este el primer pedazo de tierra firme que, junto a las erupciones volcánicas, formó el actual territorio de Isla de Pascua. Además, es el sitio al que llegan los primeros rayos del amanecer y, para mi gusto, es la mejor vista, ya que entrega una perspectiva única de la geografía de la isla y donde se puede apreciar con facilidad su belleza.

Nos quedamos un largo rato sentados observando el límite entre la tierra y el mar, que a lo lejos pareciera que el horizonte fuese una angosta línea dibujada. Debo confesar que efectivamente nos topamos con toros, pero más que asustarnos tuvieron un rol importante en nuestras fotografías (sin embargo, esto no quita que hay que ir a visitar este lugar con un guía o alguien que lo conozca). Con toda la mística del volcán más antiguo de la Isla, el Poike pasó a ser mi lugar favorito, al que volvería una y mil veces

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