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Más de cien estrellas han desaparecido del cielo en los últimos 70 años

Por: María Giacoman
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Los científicos piensan haber encontrado una respuesta al misterio tras investigar el sistema binario VFTS 243, la evidencia más convincente hasta ahora de que el 'colapso total' de una estrella es posible.

Que las estrellas desaparezcan del cielo sin una razón aparente es un misterio que desconcierta a los astrofísicos. La comunidad científica ha hecho varios esfuerzos para entender las causas de estas desapariciones repentinas, y las hipótesis van desde supernovas fallidas que colapsan en agujeros negros hasta posibles megaestructuras construidas por civilizaciones avanzadas para capturar la energía de las estrellas.

Hace aproximadamente cinco años, el proyecto científico ciudadano VASCO (siglas en inglés de: Fuentes que Aparecen y Desaparecen durante un Siglo de Observaciones) se propuso detectar y catalogar el número de estrellas que han desaparecido sin explicación en las últimas siete décadas.

"En el proyecto de ciencia ciudadana, comparamos imágenes de los años 50 con imágenes modernas del cielo", explicó en su momento a Space.com Beatriz Villarroel, investigadora principal de VASCO y astrofísica del Instituto Nórdico de Física Teórica de Suecia. "El objetivo final es identificar un objeto que es claramente visible en varias imágenes antiguas, pero que ya no es visible en la actualidad".

VASCO es uno de los colaboradores en la iniciativa de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI), que contempla la posibilidad de que las estrellas que desaparecen puedan ser un indicio de la existencia de civilizaciones avanzadas.

Cien estrellas perdidas

En 2022, VASCO publicó un estudio en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society en el que detallaba los resultados de sus investigaciones. Según el artículo, el equipo analizó el catálogo de imágenes del Observatorio Naval de Estados Unidos, comenzando en 1949, y las comparó con el archivo del sondeo del cielo Pan-STARRS, que abarca el periodo entre 2010 y 2014.

Galaxias capturadas por el telescopio James Webb. Créditos: NASA
Galaxias capturadas por el telescopio James Webb. Créditos: NASA

Encontraron 298.165 estrellas que eran visibles en las imágenes antiguas pero no en las nuevas. La mayoría de estas desapariciones tenían explicaciones sencillas, como asteroides, objetos que cambian de brillo o que se desplazan a gran velocidad por el cosmos.

Sin embargo, quedaron 5.399 estrellas para las cuales no pudieron encontrar una explicación plausible. El equipo revisó manualmente las imágenes para descartar fallos de cámara y otros errores, reduciendo el número a 100 candidatos sólidos.

No encontraron ninguna estrella que hubiera sido visible tanto en las imágenes antiguas como en las nuevas y que, de repente, desapareciera.

Detectar las estrellas desaparecidas no implica necesariamente entender por qué ya no se ven, aunque el equipo se ha aventurado a especular sobre los posibles motivos de estas desapariciones. Según los científicos, estas estrellas podrían haberse oscurecido, similar a lo que ha ocurrido con Betelgeuse, una brillante estrella roja en la constelación de Orión, que ha ido atenuando su brillo de manera inesperada desde finales de 2019 y en 2020.

También es posible que estas estrellas hayan experimentado una supernova, una explosión que ocurre en la etapa final de la vida de una estrella. Sin embargo, este tipo de eventos suele dejar un resplandor que puede ser observado durante días, por lo que normalmente serían detectables. La desaparición repentina de una estrella podría indicar que ha colapsado en un agujero negro, aunque esta posibilidad es extremadamente rara. Según el estudio, la probabilidad de que esto suceda es de menos de una entre mil millones en los últimos 70 años.

El equipo también sugiere que las estrellas desaparecidas podrían ser lentes gravitatorias, es decir, objetos que deforman el espacio-tiempo debido a la presencia de masas extremadamente grandes. Esto podría provocar la magnificación de objetos distantes, así como de breves estallidos de luz o explosiones de rayos gamma. Además, objetos en movimiento cercanos, como asteroides, también podrían explicar estas desapariciones.

¿Misterio resuelto?

Aunque los investigadores reconocen que el estudio de estos objetos es de interés para la astrofísica, el verdadero impulso detrás del trabajo del equipo de VASCO era la búsqueda de señales tecnológicas que pudieran indicar la presencia de civilizaciones avanzadas en el universo.

El astrofísico ruso Nikolai Kardashev propuso en los años 60 una escala para medir el progreso de una civilización según su capacidad para aprovechar la energía de su entorno, conocida como la escala de Kardashev. Según esta escala, existen tres tipos de civilizaciones:

1. Tipo I (planetaria): Estas civilizaciones pueden utilizar toda la energía disponible en su planeta de origen, como la nuestra, la civilización humana.

2. Tipo II (estelar): Estas civilizaciones tienen la capacidad de aprovechar la energía total de su estrella madre. Un ejemplo teórico de esto sería la construcción de esferas Dyson, megaestructuras espaciales diseñadas para recolectar la energía de una estrella de manera eficiente, lo que les permitiría alimentar a toda una civilización durante períodos de tiempo extremadamente largos, incluso miles de millones de años.

3. Tipo III (galáctica): Estas civilizaciones pueden controlar y aprovechar la energía de toda una galaxia.

Estas categorías sirven como una forma de conceptualizar y comparar el nivel de desarrollo tecnológico y de expansión de una civilización en el universo.

“Las señales tecnológicas pueden definirse como propiedades o efectos que no pueden atribuirse a fenómenos naturales y que, por tanto, pueden indicar un origen artificial”, dice el equipo en su estudio. “Por ejemplo, láseres de comunicación artificiales, esferas de Dyson y megaestructuras. En particular, estas dos últimas podrían atenuar o incluso hacer desvanecer por completo la estrella”.​​​​​​

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