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La emotiva historia de Ramón, un perrito de soporte emocional

Por: Pía Pérez
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Carolina Caroca perdió a su padre de manera trágica e inesperada en enero del 2013. Su pérdida le causó una depresión que duró muchos años y que la hizo tocar fondo. En el periodo donde se encontraba con la peor crisis, su pololo, actualmente marido, le dijo: “Yo creo que la solución para que te levantes y tengas una rutina es un perro, un perro que llame la atención”. 

La pareja viajó en julio del 2016  a las sexta región para conocerlo, pero la educadora de párvulos ya sabía que se devolvería a su hogar junto al animal que ya se había robado su corazón en fotografías.  Así es como llegó Ramón a la vida de Carolina, un perro gran danés que mide un metro de altura y pesa 80 kilos. Sin duda, no pasa desapercibido. 

Ramón se ha convertido en mucho más que en una mascota para la también profesora de inglés. Es quien le ha entregado soporte emocional en periodos de crisis y una excelente compañía para cuando se encuentra triste. 

“Definitivamente él puede interpretar siempre como me siento, mi ánimo y energía; sabe perfectamente si estoy tranquila, nerviosa, contenta o con angustia, y sus gestos lo delatan; porque de estar calmado pasa a estar muy pendiente de mi, querer estar cerca y en estrecho contacto conmigo”, comenta Caroca, agregando que en tiempos de crisis él no la deja sola y la busca para acompañarla, darle soporte o solo contacto físico demostrándole que él está ahí. 

 

 

Carolina señala que el soporte emocional que pueden entregar los animales es un excelente complemento a las terapias profesionales  que deben tomar las personas que sufren de depresión, ya que es una compañía constante pero que además depende netamente de la persona. 

“Uno debe cumplir con las responsabilidades y eso te ayuda a darte ánimo para levantarte cuando te encuentras mal, pero también para darte soporte cuando recaes, es algo que es muy difícil de describir pero en los momentos más difíciles, él ha sido quien ha logrado sacarme del foco que me produce la pena, de darme ánimo y seguir por el con sus rutinas”.

Además, Caroca revela que Ramón requiere de muchos cuidados porque hace un tiempo descubrieron que era alérgico alimentario y también atópico.Por esta razón, sus dueños deben estar atentos de todo lo que ingiere y de su piel. 

 

 

El amor entre Carolina y Ramón es casi mágico. Así como se han acompañado en los peores momentos, entregándose mucho cariño, también se han aventurado en divertidos viajes. 

“Es un perro que entrenamos con mucha paciencia y dedicación, por lo que tiene un buen comportamiento en espacios públicos y también con toda la gente que se le acerca a acariciarlo o tomarse fotos con él. Ramón nos acompañó a nuestra luna de miel, un viaje que hicimos a EEUU en el que recorrimos once estados durante dos meses. Recorrimos monumentos, parques nacionales y zonas muy turísticas; fue una experiencia inolvidable y la que , sin duda, nos hizo unirnos aún más”. 

Luego de esa experiencia, Ramón acompañó a Carolina y a su esposo a realizar sus máster a Barcelona, España, donde se pudo adaptar perfecto a sus tiempos de estudio y a la experiencia de realizar turismo por esa y otras ciudades más de Europa. Ya el 2019, decidieron emigrar a Nueva York, Estados Unidos, lugar en el que el gran danés pudo pasearse sin problemas por todos los lugares. 

“Ya teníamos un poco de noción de lo que era estar con un perro de soporte emocional en ese país, donde es incluido y puede entrar a la gran mayoría de los lugares públicos”, señaló la tutora del animal. 

 

 

Respecto a las consideraciones que tiene un perro de soporte emocional en Estados Unidos y Chile, Carolina indicó que a nivel nacional hay muy poco conocimiento aún y que es necesario tener un certificado de un psiquiatra, que entienda y avale el soporte emocional que te da el perro. 

Para la dueña de Ramón, debería desarrollarse una entidad que regule las capacidades de estos animales, no tanto en el ámbito del beneficio que le entrega a su tutor, sino que también las cualidades para comportarse en lugares públicos, ya que uno de los objetivos que buscan las personas que tienen estos perros, es que ellos sean parte de su vida diaria, pudiendo asistir a centros comerciales, restaurantes, e incluso, utilizar el transporte público. 

“Mucha gente tiene perros que los han ayudado en momentos muy difíciles, tal como a mí Ramon me ayudó y me sacó del hoyo en el que estaba por la pérdida de mi papá, por lo que es algo que está completamente comprobado de que el soporte que te entregan estos animales es totalmente válido, beneficioso y sanador para alguien que no se encuentra bien”, puntualizó Carolina Caroca. 

 

 

 

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