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Datos y panoramas para disfrutar

Esta es la historia de una de las piezas más icónicas de la exposición del “Mundial de Fútbol Chile 1962”

Por: Pía Pérez
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Entre el 30 de mayo y 17 de junio del año 1962, se celebró la Copa Mundial de la FIFA Chile, evento que revolucionó Chile y que inspiró una gran exhibición en el Museo de la Moda. 

A 60 años de esta instancia que convocó a millones de personas, el pasado 27 de mayo se inauguró la mayor muestra de este evento histórico, en el que se incluyen más de 140 objetos llenos de historias y anécdotas. 

Así lo revela el periodista y principal curador de la muestra Harold Mayne-Nicholls, quien menciona que uno de los “tesoros” que se pueden ver todavía en la exposición son  afiches del campeonato, camisetas oficiales usadas por distintos jugadores, zapatos de fútbol originales  y dibujos de figuras emblemáticas y  una serie de videos que muestran lo que era Chile en esos años.

Pero uno de los elementos que más han llamado la atención son unos platos decorativos de los jugadores, que fueron denominados por el periodista como “piezas únicas en la historia y que merecen ser destacados”.

Estas piezas originales  que hoy día decoran la muestra, tienen estampado en el centro los rostros de los futbolistas que fueron seleccionados nacionales para esa fecha, además de otras figuras como la de Carlos Dittborn, dirigente deportivo y uno de los organizadores del evento internacional y Fernando Riera, entrenador y dirigente de la selección chilena en la Copa Mundial. 

En relación a cómo consiguieron estas piezas, Gabriel Basso, director ejecutivo del Museo de la Moda, contó que fue un comerciante el que mandó a fabricar estos platos para decorar su vitrina. Luego de eso, este señor se los dejó a su hijo, que era amigo del dueño de Casa de Cena, un restaurante criollo que convocaba a importantes figuras de la televisión durante la década del 70 y 80. 

“Este señor tenía una deuda impaga con el dueño de Casa de Cena, por lo que dejó estos platos en parte de pago”, contó Basso. 

A pesar de que no se conocen muchos detalles de su origen, Harold señala que, aparentemente, un comerciante ubicado cerca de la Plaza de Armas los mandó a hacer para venderselos a los hinchas: “En esos tiempos no existían derechos de marketing ni merchandising, mucho menos de imagen”, complementó. 

Respecto a por qué era tan importante que estén dentro de la curatoría de elementos elegidos, Harold menciona que son una suma de hechos: “El principal, la creatividad del chileno, cómo ve una oportunidad y la aprovecha. En segundo lugar, el gran trabajo que hay tras cada plato y, quizás lo más importante, es como en el inconsciente colectivo se guardaron estas piezas para que las futuras generaciones pudieran sentirse parte del evento”.

¿Quieres conocer esta exposición? Visítala hasta el 4 de septiembre en el Museo de la Moda.

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