Día Internacional de la educación ambiental: Aprendizajes para un mundo mejor
Si fueses presidente o tuvieses la posibilidad de incidir en la toma de decisión de muchas de las situaciones problemáticas o proponer soluciones en beneficio del medio ambiente o la sociedad, ¿Qué harías? La pregunta es extremadamente abierta y de seguro la respuesta tendría varias derivadas que quizás tienen que ver con lo que observas o te preocupa.
En mi caso, uno de los ámbitos en donde pondría mucha energía sería en buscar soluciones en el mundo de la educación o más bien en la experiencia del aprendizaje.
Digo esto a partir de lo que me tocó apreciar en el modelo nórdico de educación centrado en proyectos como espacio de creación de mundos de posibilidades a partir de los intereses de los estudiantes con integración de la ciencia, el medio ambiente y las dinámicas sociales.
Recuerdo vívidamente en la escuela de la comuna de Halden, Noruega, ver los rostros de entusiasmo y compromiso de niñas y niños diseñando en equipo y de la mano de la ciencia un sistema bastante sofisticado de riego automatizado con sensores de humedad y cámaras de monitoreo de crecimiento. La experiencia de aprendizaje está conectada también con conversaciones sobre el cambio climático y la importancia de producir alimentos. Dejando las primeras reflexiones y preguntas sobre el sentido de lo que hoy se enseña, para qué y qué futuro construye: ¿Cómo será el mundo cuando los estudiantes que hoy tienen 6 egresen en 18 años?, ¿Cuál será el escenario climático, de migración o pandemia al final del siglo? o ¿Qué habilidades serán las más valoradas, que si las cultivamos hoy, nos ayudarán en este incierto futuro?
Por otro lado, a veces pienso en la enorme cantidad de comentarios que recibimos de profesores y estudiantes en relación a esta verdadera paranoia, construida en gran medida con imágenes mediatizadas en el ánimo de dejar clara la urgencia climática a base de tornados, incendios y glaciares derritiéndose. Los especialistas de salud mental denominaron eco ansiedad al fenómeno que experimentan las niñas y niños al ver un futuro sombrío y sin esperanza. Y de ahí lo importante de desarrollar una interpretación, opcionalmente más positiva y centrada en la acción, asociada a esa infinita capacidad de resiliencia que tenemos los seres humanos.
Hoy celebramos el día internacional de la educación ambiental y te invito a celebrar la posibilidad de inspirarnos y cultivar aprendizajes para un mejor futuro. Un futuro que podemos construir en conversaciones, en el escuchar y en la creencia de que tenemos la libertad, como presidentes de la propia vida, de declarar que el estado permanente de nuestro ser será dejar el mundo mejor de cómo lo encontramos en cada momento y situación.