Amaro recordó cuando estuvo a punto de perder la vida
Amaro Gómez-Pablos estuvo de visita en Sigamos de Largo, en donde recordó el momento en el que estuvo a punto de perder la vida.
El animador de Bienvenidos fue consultado sobre la vez que buceó para conocer la Esmeralda a unos 50 metros de profundidad, aproximadamente. “La idea era tener una full face, que es tener, básicamente, una máscara que te permite poder relatar a medida que vas buceando. Era bastante épico todo el cuento de poder, además, reseñar qué hacer con la Esmeralda, porque hasta el día de hoy no hemos resuelto esa pregunta. La dejamos ahí que se vaya deteriorando con el tiempo o la rescatamos como la han rescatado otros y la convierten en un museo”, aseguró Gómez-Pablos.
Amaro indicó que él ya tenía experiencia buceando, por lo que, sumado a un equipo de expertos que lo acompañaban, él estaba seguro y confiado de esta travesía. Sin embargo, por algún motivo la situación se salió de control: “De repente siento que escasea el aire. Yo estaba con un sistema que es casi como una juca, es como una manguera de la cual van nutriendo aire. Y voy sintiendo que escasea”, señaló el periodista, ante el asombro de Sergio Lagos y Maly Jorquiera.
“En un momento ya me entrego. Me da una profunda melancolía, me da mucha pena”, continuó relatando Amaro. “Me entrego porque digo, aquí en el lugar más insospechado después de haber recorrido en viajes y demás, aquí la palmo. Aquí me voy”.
Amaro contó porqué no pidió ayuda
Para explicar cuál fue el motivo por el que no pidió ayuda, el periodista dijo que se debió justamente a la falta de aire: “Tenía un sistema de citófonos, donde yo me podía comunicar con la superficie. Pero si yo exhalaba algo más de palabras diciendo me falta oxígeno, tenía 15 ó 20 segundos menos de vida. Entonces ya me entregué”, aseguró.
Pero luego ahondó sobre la pena que sintió en el momento, y que tenía que ver con el recuerdo de sus hijos: “Entonces lo que pasa, además, es que me embarga esta pena donde me pongo a pensar en Alonso y en Julieta, mis hijos, y me da pena porque me digo que ganas de tener más vida con ellos, que ganas de poder estar más con ellos, más tiempo. Y de esa pena, porque ya no estoy ofuscado, ya estoy entregado, estoy con una paz donde siento que me viene la muerte. Y porque miro para arriba y pienso qué muerte quiero: ¿aquí abajo o esa muerte desesperada de estar pataleando absurdamente, al final tratando de llegar a la superficie a sabiendas de que no llego jamás?”, finalizó el periodista
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