Alessandra: "Chile es mi patria del corazón"
Conversamos con Alessandra Guerzoni, una mujer que irradia su alegría y sencillez, que se muestra tal cual es, sincera y apasionada por lo que hace y que decidió quedarse en Chile porque, como ella dice, esta es su “patria del corazón”. Llegó a los 20 años a Chile y su primer papel profesional lo hizo junto a Cristian Campos con quien vuelve a compartir roles en Preciosas ¡te invitamos a conocer un poco más de ella!
¿Cuándo y por qué llegaste a Chile?
Yo estudié ciencias políticas e historia en la Universidad de Londres, pero siempre quise ser actriz, entonces seguí con mi pasión aunque a mis padres no les gustaba mucho la idea, empecé allá con talleres de actuación vocacional siendo bien chiquitita. De Londres me vine a Chile a los 20 años, porque estaba haciendo un doctorado investigando el proceso de vuelta a la democracia. Yo llegué el 1 de octubre del 90, y el 2 ya estaba inscrita en la Academia de Fernando González, lo tenía claro aunque para atreverme tuve que poner dos continentes y un océano entre mi mamá y yo. Primero estudié dos años en los talleres vocacionales, donde conocí y compartí curso con Francisco Pérez-Bannen, y luego, me metí al profesional, siguiéndole los pasos. Por eso yo me considero, pese a mi origen italiano, una actriz 100% chilena porque me formé en Chile, con maestros y compañeros chilenos. Como actriz nací acá, acá se realizó el sueño de la niña que quería ser actriz, por eso siento que Chile es mi patria del corazón.
¿Cuál fue tu primera experiencia como actriz?
El primer trabajo importante en televisión fue justo en Canal 13 y con Cristián Campos: un teatro del humor que se llamaba “Boing Boing”, que Cristián dirigía y protagonizaba, y que hice mientras estaba aún estudiando en la Academia, junto a algunas participaciones especiales en varias producciones como "Champaña", "Teleduc", "Sussi", etc. hasta que egresé y Vicente Sabatini me vio en una obra que tuvo muchísimo éxito que se llamaba “Jugar con Fuego” me llamó, me probó en un episodio de “Sucupira la comedia” y de ahí entré al elenco estable de TVN, con personajes entrañables como Giulia de “La Fiera”, Vinka en “Romané”, Miss Emily en “Pampa Ilusión” y Natasha en “El circo de las Montini”. Luego me fui a Europa por unos 5 años. Cuando regresé me llamaron para “Cuenta Conmigo”, y después, más allá de picotear en muchas otras producciones, lo más importante fue “La Doña”, una teleserie que recuerdo con mucho cariño, no sólo porque era maravilloso pasearse con los espléndidos vestuarios de época de Pablo Núñez, sino también porque Elena fue uno de los personajes más interesantes que me ha tocado actuar en teleseries pues le pasaba absolutamente de todo, un verdadero lujo en cuanto a desafío interpretativo.
Tu relación con el español
Cuando yo llegué aquí ya hablaba español porque me titulé en un colegio internacional, donde todas las materias se estudiaban en inglés y el inglés era el idioma para comunicarse entre todos porque tantos los estudiantes como el cuerpo docente proveníamos de todo el mundo, pero había que escoger también otro, yo elegí el castellano porque mis mejores amigos eran latinoamericanos. Mis profesores de español y economía eran una pareja de chilenos, y así empieza mi pasión por Chile. Luego en Inglaterra como hice un doctorado sobre la vuelta a la democracia en Chile, me relacionaba con muchos chilenos. Por lo tanto, llegué aquí manejando tanto el castellano como los chilenismos.
Pampa Ilusuión
Pero todavía tienes el acento…
Más allá de mi entonación que es netamente italiana y las consonantes que no tenemos a final de palabra o que marcamos más porque las ocupamos dobles, lo de mi acento es bien curioso, porque más que nada es "raro" supongo por los tres idiomas que tengo en la cabeza y que manejo simultáneamente, tan así que cuando la gente no sabe que soy italiana, piensa que soy rusa o alemana. En Argentina me creen chilena, en España argentina y en Italia, brasileña… Pero hubo un momento que para mí el acento sí fue tema, “Yo quería ser más chilena que los porotos cachay” entonces me costó, pero después me di cuenta de que me pedían no sólo que marcara mi acento italiano, sino también interpretar personajes con otros acentos, como el ruso, el romané o el inglés, o sea en realidad era un plus, no algo que me restaba. Ahora bien, si es necesario puedo trabajar o neutralizar mi acento. En teatro he interpretado muchos personajes sin ningún acento específico y algunos muy chilenos como Eva en “Flores de papel” de Egon Woolf, un verdadero clásico del teatro chileno, o la misma Elena en la teleserie "La Doña". Pero en la vida ya lo solté, es parte de mí, tengo los ojos azules y hablo así (risas), dejé de castigarme con eso.
La Fiera
¿Estas con obras de teatro actualmente?
Sí, en el MORI del Parque Arauco hasta el 29 de octubre, con “¡Tenías que ser tú!” que es como mi guagua artística, porque hice absolutamente de todo para este montaje desde la traducción, la adaptación, todas las gestiones y producción para concretarla y seguir presentándola, convoqué al director, elenco y equipo, hasta me transformé en montajista autodidacta para los tráilers y todo el tema de difusión. Fue totalmente auto financiada, apostando auto y seguro de vida. Fue otro sueño que se realizó en Chile porque yo había visto un montaje de esta obra en Italia por casualidad y quedé totalmente enamorada del texto, me moría de ganas por interpretarla y después de muchos años, finalmente lo logré fue una gran satisfacción, porque le puse todo de mi misma.
La estrenamos en 2013 y me siguen pidiendo funciones y nuevas temporadas. Además, hemos montado dos versiones distintas de la misma una obra, con galán maduro, Julio Milostich, y otra con galán joven, Eyal Meyer. Con el director, Pierre Sauré Costa, nos percatamos que el texto es tan bueno que nos permitía el lujo de montar dos versiones muy distintas.
¿Y por qué te fuiste a Italia por 5 años?
Hubo razones fundamentalmente personales, pero que también tuvieron bastante relación con que yo me fui de Italia cuando tenía 15 años, entonces, en un momento de crisis, también me pasó la cuenta el sentirme eternamente extranjera y no pertenecer por completo a ningún lugar. En realidad el plan de irme a Italia era con mi pareja, hubiéramos tenido que irnos juntos un par de años, casarnos, refrescarnos y volver, pero finalmente eso no pasó, y yo en ese momento sentí la necesidad de ver qué pasaba si dejaba de sentirme siempre un poco el "bicho raro". Ahora la paradoja fue que llegué a Italia y nunca en mi vida me había sentido más extranjera y fuera de lugar, y eso fue un túnel muy difícil de enfrentar, pero, evidentemente fue necesario. Y todo eso se me pasó cuando, en el vuelo de vuelta a Chile, de repente vi la cordillera, fue una cosa física, yo estaba toda apretada, con mucho miedo y sentimientos encontrados, pero cuando apareció ese amanecer tras la cordillera, se me soltó el cuerpo y me cayeron unos lagrimones y de ahí todo fluyó. Sentí que había salido del túnel y ahí entendí que estaba finalmente en paz conmigo misma y con mi doble pertenencia: una patria de origen a la que debo mi esencia, y una patria electiva, del corazón, porque aquí me realicé y aquí está el espejo donde yo me reconozco. A ambas les debo quién soy hoy, ambas me constituyen y a ambas llevo en el corazón, siempre.
Hablemos de Victoria Walker y tu regreso
Esta producción ha sido una vuelta al género teleserie desde el principio de la producción y también un sueño largamente anhelado. A mí me gustaba mucho lo que veía de Herval y también lo que comentaban los colegas, entonces tenía muchas ganas de ser dirigida por este gentleman de las teleseries.
Y de Victoria… ella sin duda es un gran misterio, guarda muchos secretos que ni siquiera la actriz conoce a cabalidad, pero al leer esta espléndida historia que escribieron los guionistas y viendo como los tres directores, que son maravillosos, la están llevando acabo, creo que ella también va a sorprender. Todos los personajes, sin ninguna excepción, son tan profundos y tan humanos como cualquier persona real, por lo tanto, todos tienen contradicciones. En ese sentido, también la Victoria, que a primera vista puede parecer misteriosa o simplemente cumplir el rol de la villana, tiene sus conflictos, tiene, aunque no lo parezca, un corazón. Y a mí la Victoria me está enseñando mucho, quizás justamente porque no tiene nada en común conmigo, porque como estamos trabajando a los personajes en profundidad, desde un lugar más cinematográfico que de teleserie, uno no quiere quedar en la maqueta. Al principio me costó mucho abordar este personaje. Interpretar a la Vicky implica, por ejemplo, saber parar el carro, algo que a mí en la vida me cuesta mucho, o hacer un montón de otras cosas que yo no hago y que por suerte nunca me ha tocado vivir.
¿Qué viene para Victoria?
De verdad nadie sabe, pero a mí me encantaría que fuera la asesina, yo creo que no hay nadie en el elenco que no quiera ser el asesino ¡guau!, pero honestamente no lo sé, y la teleserie está tan bien escrita que cada vez que uno abre un capítulo, llega al final y se la paran los pelos porque nunca es lo esperado y siempre hay una vuelta de tuerca que vuelve a revolucionar la historia y a poner en duda cualquier sospecha. Ahora, yo creo que sí (Victoria) tiene muchos secretos que se van a revelar de apoco, así que lo único que me atrevería a adelantar es que también los malos tienen corazón.