Pancho Saavedra conoce la historia de dos grandes mujeres de la Patagonia
En nuevo capítulo de Lugares que Hablan, Pancho Saavedra y su equipo llegan hasta la Región de Aysén, donde conocerán los diferentes estilos de vida y costumbres de los habitantes de la zona.
En la localidad de Lago Verde, comuna que consta de aproximadamente mil habitantes y se encuentra al norte de la región, el equipo de Lugares que Hablan conversó con diferentes habitantes de la zona conociendo sus estilos de vida basados en las costumbres gauchas, donde sus principales fuentes de trabajo son la ganadería y la agricultura.
Pancho Saavedra y su equipo fueron a conocer las historias de dos grandes mujeres guerreras de la Patagonia. Donde las mujeres no solo se dedican a la agricultura, sino también picando leña.
Loreto Vidal y su gran proyecto de castaños
Loreto Vidal es agricultora y ganadera de la zona del Valle Figueroa, quien estaca por su gran habilidad para manejar la yunta de bueyes, mover troncos y trabajar con su madera creando grandes postes para su gran proyecto de crear el castaño más austral de Chile.
Si bien ha logrado grandes cosas, no ha tenido el apoyo de su padre, quien con mentalidad machista, nunca le ha gustado que trabaje en este rubro.
“Para mi fue difícil (por ser mujer), una guerra toda mi vida. Mi papá era machista, no quería que hiciera estas cosas. Por necesidad tuvo que enseñarme no más, necesitaba ayuda”, comentó Loreto.
“Mi papá siempre quiso que tuviera un hombre que me mantuviera”, agregó Loreto.
Mercedes Rifo y su gran trabajo como leñadora
Mercedes Rifo hace cuatro años es la única leñadora del sector de Lago Verde, quien trabaja cortando leña para diferentes campos que soliciten su trabajo. Un oficio que aprendió completamente sola.
“Yo siempre he hecho la leña para mi casa y me gusta (..) Antes no podía salir a trabajar porque tenía mis cabros chicos”, comentó.
“Empecé en esto cargando camiones, porque nadie me daba corte de leña, por ser mujer seguramente”, agregó Mercedes.
Además de su gran esfuerzo en el trabajo que ejerce, Mercedes nos cuenta sobre las diferentes dificultades que debió enfrentar en su vida. Quien perdió a su padre a los 3 años, cuando fue alejada de su madre y adoptada por una pareja.
“Yo comencé a trabajar a los 4 o 5 años, porque me crié con padres adoptivos y ellos me obligaban a trabajar para ayudar en la casa. Eran muy mañeros con el trato, hasta con la comida, se fijaban en cuanta azúcar le echaba al mate”, comentó Mercedes.
“Un día me arranqué de la casa y no volví más. Teníamos que ir a buscar leña a la montaña con la señora, yo me adelanté y eso a ella le enojó mucho. Cuando llegamos a la casa, me agarra con un rebenque, ese que se usa para castigar caballos. Me reventó hasta la nariz ese día de un lazaso”, agregó Mercedes.