La fría pregunta que habría hecho Carlos III al enterarse de la muerte de Diana
El 31 de agosto de 1997, la Princesa Diana falleció en un accidente automovilístico en París, junto con el conductor del vehículo, Henri Paul, y su pareja, Dodi Dodi Al-Fayed.
La muerte conmocionó al mundo, y hasta el día de hoy surgen nuevos detalles del fallecimiento de Lady Di.
En una nota publicada por ABC News, recordada por el sitio Meganoticias, se habla de la reacción del ahora rey Carlos III al enterarse de la muerte de Diana.
Se trata de la conversación que tuvo con la enfermera Humbert, profesional que estaba a cargo del cadáver de Diana de Gales.
Carlos III había sido uno de los primeros en enterarse de la muerte de su exesposa, y viajó a Francia para hacerse cargo de lo que sucedería con su cuerpo, que se encontraba en la morgue del hospital Pitié-Salpêtrière.
La conversación entre la enfermera y Carlos III
Según dijo la enfermera, Carlos parecía genuinamente preocupado por el aspecto de Diana incluso en su muerte. "Era tan dulce, me sorprendió", dijo ella.
Entonces, el entonces heredero al trono le consultó por una prenda específica: los lujosos aros que llevaba puestos. Humber le respondió que solo llevaba uno, en su oreja izquierda: "No podemos encontrar al otro".
Este pendiente sería encontrado ocho semanas después en el vehículo del accidente por los forenses.
"¿Y no había otras joyas, ni pulseras? ¿Sin collares?", le consultó de nuevo Carlos.
"No, Su Alteza. No hay joyas en absoluto", le respondió ella, quien creyó que Carlos deseaba que su exesposa luciera bien en su funeral.
La realeza buscaba las lujosas joyas
Esta pregunta de Carlos es la misma que había hecho más temprano la Reina Isabel II, su madre, en una llamada a París.
"No para pedir detalles médicos o sobre lo que podría haber causado el accidente. (La reina) Quería saber si alguna de las principales piezas de joyería estatal con las que Diana viajaba a veces estaba en su poder", señala ABC.
"¿Dónde están las joyas?", le había exigido a Humbert un funcionario de la oficina del cónsul británico.
"Señora", le habían dicho a la enfermera, "la reina está preocupada por las joyas. ¡Debemos encontrar las joyas rápidamente! La Reina quiere saber: '¿Dónde están las joyas?'".
Diana todavía poseía varias piezas de joyería que pertenecían a la Corona, así como piezas de la familia Windsor que le habían dado a lo largo de los años, las que valían millones. "No podemos hacer que caigan en las manos equivocadas", dijo Charles, haciendo una referencia no demasiado sutil a los Fayeds, la familia del novio de Diana.
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