Capítulo 1 / Suleimán se convierte en el sultán
La historia de El Sultán comienza en Manisa, 1520. El príncipe Suleimán cabalga junto a sus hombres en medio del bosque, cuando de pronto recibe un mensaje en el que se le comunica que el Sultán Selim ha fallecido. De este modo y de manera automática, Suleimán se convierte en el Sultán del Imperio Otomano.
Por otro lado, en septiembre de ese mismo año, un barco cruza el Mar Negro. En su interior se encuentra un grupo de mujeres esclavas que son llevadas hasta el palacio del sultán. Todas acatan las órdenes sin reparos, pero existe una que no está dispuesta a que le digan lo que tiene que hacer. Su nombre es Alexandra, una mujer rebelde que no teme a enfrentarse, incluso si es necesario, a los hombres que las han secuestrado.
Tras la ceremonia oficial en la que ha sido nombrado como el nuevo sultán, Suleimán se acostumbra a su nueva etapa como emperador, recibiendo la pleitesía de su pueblo.
Mientras tanto Alexandra recuerda su historia pasada antes de ser esclavizada. Su vida era feliz, pero se vio truncada luego de que su ciudad fuese invadida por los tartaros. Ahora toda su familia está muerta y ella está siendo dirigida al palacio otomano.
El Sultán conoce a Alexandra
Una vez que el barco llega a destino, todas las mujeres son examinadas antes de que conformen el harén del sultán. Pero como era de esperarse, Alexandra genera un alboroto cada vez que la obligan a hacer algo que no quiere. Sin embargo se calma cuando se entera que quien logre seducir al sultán y convertirse en su favorita, podrá obtener una serie de beneficios, entre ellos, dejar de ser esclava.
De pronto y en mitad de un pasillo, las mujeres son avisadas que el sultán se acerca, por lo que deben ubicarse en la pared, agachar la cabeza y no hablar. Cuando Suleimán aparece, transita por el pasillo sin notar la presencia de las esclavas, sin embargo Alexandra se hace notar y grita su nombre. El sultán se detiene y se voltea para verla. Al acercarse a la mujer, esta le demuestra que no le tiene miedo. Pero su irreverencia va más allá y finge un desmayo para que Suleimán la rescate.
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