Locatarios de Valparaíso en quiebra: ¿Peligra la tradición?

El 20 de marzo los restoranes más emblemáticos de Valparaíso cerraron sus puertas por la pandemia. Han pasado meses y sus dueños intentan salir adelante y pensar con optimismo.

“Todos los locatarias de acá de Valparaíso  estamos en el suelo con la pandemia. Mire a los alrededores, todo cerrado”, relata con dolor Sonia Guzmán, dueña del conocido “J.Cruz”, el mismo que inició hace 38 años en el callejón de calle Condell.

“Cuando empezó la pandemia pensé que los negocios los íbamos a cerrar por un mes, dos meses, pero ahora esto se ha alargado. Estoy muy preocupada, estoy enferma del colon, me han dado unos ataques espantosos. El pensar que todo lo que tengo, lo que he logrado, el banco me ha dado los créditos y tengo todo hipotecado. Quiero que termine luego, quiero que no se siga muriendo gente”, afirma la mujer.

Toda una historia y tradición la avalan en Valparaíso. Fue su marido el que inventó la popular chorrillana que vende en su local, un plato que atrae a nacionales y extranjeros.

“Inclusive tenía que hacer esperar a la gente afuera y todo esto verlo ahora, es desolador”, comenta.

Otra cruda realidad de Valparaíso

La cuarentena lleva meses en Valparaíso, aunque para Guillermina Hernández el calvario también comenzó el 20 de marzo, el último día que operó su marisquería “Los Porteños”.

“Nosotros cerramos el 20 de marzo y no hemos vuelto más, estamos parados, no hemos podido ver la forma de cómo llegar a trabajar. El delivery tampoco nos conviene a nosotros porque el marisco es muy caro”, cuenta la locataria.

Explica que tenía 12 trabajadores a su cargo, los cuales hasta hoy no han podido encontrar otro sustento para sus familias.

“Todos ellos estamos sin trabajo, gente que está haciendo cosas en su casa, gente que está saliendo a vender a la calle, gente que era garzona pidiendo en la calle”, indica.

“En estos momentos tengo paralizado el arriendo, yo no he pagado. El último mes que pague fue marzo, pero gracias a Dios el señor que me arrienda no me ha molestado”, cuenta muy afectada.

Además – y en otro tema que le inquieta- delincuentes han ingresado al lugar a través del entretecho, lo que también ha causado daños en la infraestructura.

“Una pena muy grande (…) Trato de no venir porque me da mucha pena”, asevera.

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