Cata Palacios llega a "Aquí se baila" para demostrar que es más que una cantante
La ex Mekano y Yingo, Catalina Palacios, ha tenido varios coqueteos con la danza y, aunque no todos le han resultado, de todos ha sacado algo en limpio.
“Mi primer llamado fue cuando niña, presioné a mis papás desde los 3 hasta los 12 años para que me dejaran practicar ballet clásico, pero ellos nunca quisieron”, revela la cantante sobre su infancia.
“Ellos eran muy a la antigua y pensaban que era una etapa solamente, como la que toda niña tiene, y que se me iba a quitar. Pero a mí no se me quitó, y cuando pude tomar ballet por mi cuenta ya era muy grande, así que perdí ese sueño. No alcanzó a florecer”, detalló.
Al no poder entrar a ballet, se metió en gimnasia rítmica. “Yo tenía demasiadas condiciones y un profesor, Pedro Castillo, quería que yo compitiera, así que me consiguió a escondidas la malla del uniforme del colegio, las zapatillas, todo. También mandó una carta a mis papás. Pero ellos no quisieron que siguiera y me sacaron a los 12. Para mí fue muy terrible, a esa edad eso era todo en lo que pensaba, andaba por las paredes haciendo los ejercicios”, cuenta.
Cata Palacios llega a "Aquí se baila: Talento vs. Fama"
Su segundo acercamiento fue al salir del colegio, cuando consiguió trabajo en un banco. “Me sentía fuera de lo que me apasionaba, del camino artístico. Entonces busqué todas las alternativas para acercarme, y bailé en varios grupos folklóricos, estuve en el coro juvenil del Teatro Municipal y en un ballet pascuense”, dice.
Pero recién su tercer acercamiento fue más satisfactorio, cuando a los 21 años se metió a un casting para un programa llamado Mekano. “Yo nunca he sido de ver televisión, entonces cuando quedé me puse como loca a ver el programa para entenderlo, y me tomé súper en serio el tema del baile, porque era mi oportunidad para hacer lo que quería”, cuenta Cata, quien estuvo en el programa juvenil de Mega sólo un año y medio, pero dejó una huella imborrable.
Alejamiento del baile
En efecto, cuenta que, tras el nacimiento de su primera hija en 2017, dejó por completo de bailar, lo que le trajo graves consecuencias físicas. “Bailé zumba hasta una semana antes de que naciera mi hija, pero una vez nacida ya no tuve tiempo para seguir. Como me detuve físicamente, me salió una hernia discal el invierno pasado, y estuve todo este verano arrastrando una pierna. Estoy recién recuperándome”, revela.
Por eso, ser convocada para la nueva temporada de Aquí se baila, titulada Talento vs. Fama, es para ella una gran oportunidad de recuperarse. “Ahora después de 4 años estoy muy muy ansiosa por bailar. Lo que me motiva a entrar es el amor por la música y la danza, lo sanadora que es, por lo que es mi deporte favorito”, dice Cata.
Acerca del programa, que confiesa no haber visto mucho por no tener televisor, dice que se ha preocupado de ver algunas presentaciones. “Admiro las puestas en escena de los demás bailarines, las disfruto muchísimo. Me dan ganas de estar ahí cuando las veo. Eso me pasa no sólo con este programa, yo siempre estoy mirando videos de personas que hacen este arte. Paso horas viendo a bailadoras de flamenco, por ejemplo, es algo que admiro mucho”.
En cuanto a sus estilos favoritos, la ex conductora de Yingo afirma: “Me gusta bailar los bailes de salón, pero me encanta aprender cosas nuevas. Lo ideal es volverse especialista en algún estilo, y yo no lo soy en ninguno. Eso me motiva mucho del programa, la idea de profundizar, mover mi cuerpo otra vez con la música y aprender algo nuevo, que es el mejor desafío para mí”.
Otra cosa que la motiva es los compañeros con los que se topará en el programa. “Los participantes con los que competiré me encantan. Son sólidos y hay varios que conozco y es un gusto muy grande encontrarme con ellos aquí, volver a ver sus caras y compartir desde el otro ángulo más de la competencia. Me impulsa a ponerle todo de mí”, señala.
Consultada sobre si se siente más cantante o más bailarina, Catalina es enfática. “Cuando partí siempre me preguntaban si yo bailaba o cantaba, en esa época se asumía que no se podía hacer las dos cosas. Después lo mismo cuando me fui a la actuación. Para mí son artes escénicas simplemente, poder dominar todas, incluidas las comunicaciones como poder conducir un programa. Yo diría que ambas al mismo nivel y las disfruto con mucha pasión. Considero que pueden ir de la mano y ambas brillar juntas”.
Finalmente, dice tener claro el nivel de exigencia del programa, y que lo que pretende es tomárselo más como un aprendizaje. “El nivel de exigencia del programa le da más emoción y más vértigo. Me he estado preparando con toda la pasión y disfrute que tengo, cada momento que tengo para ensayar lo vivo intensamente”.
“Yo creo en la competencia, pero en la competencia de ser competente y de mejorarse a uno mismo. Vengo a disfrutar y a competir principalmente conmigo misma, a dar lo que siento y perfeccionarme en muy pocos días lo que más pueda aprovechando el conocimiento de los expertos. Es como tomar clases intensivas las que disfrutaré con mi alma, y estoy tremendamente agradecida por la invitación”, finaliza.