Columna: Los silencios que castigan, una forma de violencia psicológica
Por Virginia Oms, PhD. Psicóloga clínica, especialista en autoestima y relaciones de pareja.
"La ley del hielo" se da cuando una persona utiliza el arma del silencio para controlar, castigar o manipular al otro. Si bien existen silencios asertivos, sanos y sin intención manipulatoria detrás, también hay algunos punitivos o castigadores. Estos últimos tienen la intención de manipular el sentir de la otra persona para lograr un objetivo, como, por ejemplo, que sienta culpa o desesperación.
Este tipo de violencia psicológica puede producir graves efectos en la víctima, más aún si se da en el contexto de una relación de pareja. Esto se debe a que, en estos vínculos, necesitamos una respuesta particularmente sensible y empática por parte del otro. Sentir que nuestras emociones son importantes para nuestra pareja es necesario para que nuestra biología esté en calma, entendiendo que estamos a salvo con esta persona, y que podemos confiar en las emociones de nuestra pareja en momentos de desencuentro o discusión.
Los silencios punitivos suelen usarse para generar culpa, miedo, soledad en la pareja ante un disgusto. Es una forma muy cruel de invalidación y hacer sentir invisible a la otra persona, y ese es el golpe más bajo para el sistema de apego. La víctima comienza a sentir ansiedad, intranquilidad y baja energía mental para sus proyectos personales. Si se cronifica este modus operandi en el tiempo, incluso pueden aparecer síntomas depresivos.
“Cuando me ignora, se me aprieta el estómago y comienzo a sentir una ansiedad insoportable”. Es una de las frases que escucho cotidianamente en mi consulta, de mujeres que son castigadas a través de esta violenta práctica.
¿Cómo reconocerlos?
● Después de una discusión, decide no dirigirte la palabra dejándote en un doloroso vacío emocional.
● Cuando intentas expresar tus sentimientos te ignora por completo, como si tus palabras no tuvieran importancia o validez.
● Durante eventos sociales, te excluye deliberadamente, evitando cualquier tipo de interacción contigo y haciéndote sentir invisible.
● Ante cualquier intento de expresar tu descontento o malestar, te aplica el castigo del silencio, dejándote con incertidumbre y falta de apoyo emocional.
● Aun sabiendo que esa actitud te hiere, sigue sin hablarte ni mantener el contacto visual, incluso durante días. Hasta que un día, de la nada, empieza a hablarte tan normal, como si nada hubiese pasado.
¿Qué hacer si estás sufriendo estos silencios en tu relación?
No lo vivas sola, comunícaselo a tu red de apoyo, ya que en estos casos es muy importante buscar contención emocional con personas de confianza. Si los actos de violencia psicológica continúan y te sientes atrapada en esta relación tóxica, la recomendación es pedir ayuda profesional, ya que el acompañamiento psicológico en estos momentos puede ser fundamental.
El amor propio también consiste en buscar ayuda cuando no podemos solas. Asimismo, cuando comienzas a trabajar en ti, en tu amor propio y tu autoestima, rompes el hielo emocional. De este modo, empiezas a transitar un camino magnífico y revelador, el de la autocompasión. Aprendes a autorregular tus emociones, y también a identificar con certeza lo que mereces, conectándote con tu paz.