Jueza vivió en la calle y fue rechazada de un trabajo por tener “cara de pobre”

Compartir Facebook Twitter Whatsapp

Actualmente la brasileña  Antônia Marina Aparecida de Paula Faleiros es una exitosa jueza de 60 años de un distrito de Bahía. Sin embargo, sus comienzos fueron duros, viviendo en la calle y siendo discriminada.

La jueza aún recuerda cuando llegó un banco privado a su ciudad natal Serra Azul de Minas. La joven tenía la ilusión de encontrar trabajo en aquel banco.

Yo tenía 17 años, era una chica del campo, acababa de terminar el bachillerato y fui a postularme a un trabajo. Hice un examen y sé que lo hice bien, era una gran estudiante”, dice a UOL.

"Pero fue traumático”, señaló, contando que luego supo que la prueba ni siquiera se corrigió y fue rechazada por tener “cara de pobre”. 

Yo no pertenecía a ese mundo privilegiado, ni en apariencia ni en nacimiento", dice.

Tras esta desilusión, decidió probar suerte en la ciudad para tener nuevas oportunidades. Pero no fue fácil, y durante meses vivió en la calle. Finalmente, encontró trabajo como empleada doméstica, pero con un salario imposible para pagar el alquiler.

Antônia Marina Aparecida de Paula Faleiros
Antônia Marina Aparecida de Paula Faleiros

Durante unos seis o siete meses durmió en la calle, luego de que la echaran de la casa donde estaba. “No tenía dónde dormir y me fui a una parada de autobús a esperar la hora de volver al trabajo y así me quedé”. Finalmente, un extraño la acogió en su casa.

De empleada doméstica a jueza

Antônia se desempeñó cinco años como empleada doméstica, hasta que a los 22 años conoció una oportunidad que le cambiaría la vida. 

Se presentó al primer concurso público para convertirse en un oficial de justicia, que solo requería la escuela secundaria. “Fue lo más destacable, porque me sacó de la calle y me dio lo mínimo para sobrevivir”, explica.

Antônia Marina Aparecida de Paula Faleiros
Antônia Marina Aparecida de Paula Faleiros

Pero el camino a conseguir el puesto no fue fácil, ya que no tenía los recursos necesarios para estudiar y así obtenerlo.

“Fui a una escuela intensiva y descubrí que costaba mucho más de lo que podía pagar con mi salario como ama de llaves. Entonces, comencé a recolectar las copias manchadas o sin usar que otros estudiantes tiraban a la basura”, explicó.

Luego de haber quedado seleccionada, todo fue más sencillo para ella, y comenzó a adentrarse en la carrera de Derecho. La mujer logró con el nuevo sueldo vivir en una pensión y asistir a la universidad, que la llevaría a convertirse en abogada y luego jueza.

“La meritocracia es una ilusión”

Pero Antônia lejos de romantizar su situación o de omitir la realidad con su historia de éxito, es consciente de todo el sufrimiento que pasó causado por un sistema injusto y una sociedad discriminadora.

Es una ilusión pensar que todos estamos en el mismo nivel de competencia por posiciones de poder. La meritocracia es una ilusión en diferentes niveles de discurso”, reflexiona.

Recuerda entre algunas de las situaciones que vivió una de cuando fue echada a la calle. “Había un jefe que insistía en mantener una gran distancia de mí", dijo, contando que pidió vivir en la trastienda de la casa del empleador.

Antônia Marina Aparecida de Paula Faleiros
Antônia Marina Aparecida de Paula Faleiros

"Una niña negra dentro de la casa es una tentación para su esposo e hijo”, fue lo que escuchó. “La chica negra, en este caso, fui yo”, dice la magistrada.

Ahora busca mirar a los demás como a ella le hubiera gustado que la mirasen. “Muchas veces no respondes a lo que la persona quiere escuchar, pero puedes darle una respuesta con respeto, servirle, ser abierto y empático”, dice.

De todas formas, la mujer busca dar un mensaje positivo y consciente de que no todos tenemos las mismas oportunidades: "Con las herramientas que tienes en la mano podrás hacer tu cambio. No te compares con los demás, la comparación solo existe cuando dos personas salen del mismo punto de partida. Como eso no pasa, dentro de tus posibilidades, sé la dama de tu destino”, dice.