Damaris Abarca, la tetracampeona de ajedrez que se prepara para Rusia
Con sólo 30 años, la conocida “Dama del Ajedrez” de Chile, Damaris Abarca, ya se consagró como una de las mejores ajedrecistas del país y de Latinoamérica.
Actualmente asume la presidencia de la Federación Chilena de Ajedrez y de la Asociación de Mujeres Ajedrecistas Chilenas, además de prepararse continuamente para sus campeonatos.
Su próxima meta es la 44ª Olimpiada Mundial de Ajedrez en Rusia, que se postergó para el próximo año debido a la pandemia, para la cual se prepara en Santiago.
Triunfos desde muy joven
La vida de la joven deportista ha sido ocupada, comenzando desde muy chica a ganar campeonatos. Nacida y criada en Rengo, empezó a interesarse por el ajedrez viendo a su familia jugar.
“Me comenzó a interesar porque mi padre le enseñaba a mis hermanos, el ajedrez desde que tengo consciencia ha estado en mi casa. Es algo que me llamaba mucho la atención”, explica.
“En este desafío familiar aprendí, era algo que nos divertía. Hacíamos torneos, era algo muy lúdico, era un desafío a nivel mental”, explica.
Su adolescencia estuvo marcada por éxitos: se convirtió en campeona juvenil Sub 14, Sub 16 y Sub 18. Y en 2010, con tan solo 20 años, se convirtió en Campeona Nacional de Ajedrez de Chile de todas las edades.
Ajedrez de Chile vs Ajedrez de Rusia: un brusco cambio
Luego de ganar el Campeonato Nacional, clasificó a las olimpiadas que se realizaron en Rusia. No obstante, el nivel de allí comparado con Chile fue muy brusco para la joven deportista.
“Fue muy duro, porque a nivel psicológico hubo un impacto muy grande, en comparación de lo que es el ajedrez en Chile de lo que es en el mundo”, manifestó.
“En Rusia hay ajedrez en las calles, es otro mundo, y además el nivel es diferente. Obtuve muy pocos puntos, perdí más partidas de las que gané. Yo ahí no tenía entrenadores, y la diferencia a nivel de políticas en relación al deporte es muy grande”, explicó.
Pese al choque, Damaris Abarca señala que de esto “saqué una enseñanza” que la ayudó a enfrentar lo que venía.
Diagnóstico de la enfermedad y Turquía
En 2012, Damaris fue diagnosticada con lupus por una crisis que sufrió. “La doctora me dijo: ‘mira tú no puedes seguir jugando ajedrez a ese nivel, vas a tener que quedarte en tu casa''', contó.
Para cuidar su salud, la joven volvió a su antiguo hogar en Rengo (residía en Santiago) y optó por un cambio de vida más saludable.
“Y ahí me preparé para la Olimpiada de Turquía”, señaló.
“Fueron dos años en los que tuve que prepararme para la próxima olimpiada, y en Turquía obtuve mi título de Maestra Internacional Femenina (MIF) de la Federación de Ajedrez”, dijo.
“Fue difícil, porque venía con esta enfermedad. (...) Pero yo estaba muy fuerte a nivel mental y ese ha sido el mejor torneo que he jugado en la vida”, afirmó.
"Gambito de Dama"
La ajedrecista cuenta que se “comió en dos días” la popular serie de Netflix "Gambito de Dama". Además, afirmó que se siente “muy identificada” con la protagonista.
“Al comienzo la niña aprende mirando como el hombre hacia los movimientos. Yo también aprendí así”, dijo.
“También me identificó la parte cuando ella empieza a acercarse a las revistas de ajedrez. Y a mí me pasó algo así, nosotros en mi casa también comprábamos revistas en Rengo, en una librería de tercera mano (...) mi papá con esfuerzo las compraba y nosotros las leíamos como si este fuera un mundo soñado”, narró.
También señala que el entrenamiento mental constante es algo que hacen en el ajedrez. “Hay mucho estudio de teoría, mucho entrenamiento mental. Observas a los rivales. Y cuando llegas a tu habitación del torneo revisas los errores”, explicó.
Señala además que al igual que la protagonista, su gran sostén ha sido su madre: “El año pasado había nacido mi hijo, y mi mamá me acompañó y cuidaba a mi hijo mientras estaba jugando”, dijo.
Brecha de género en el ajedrez
Damaris Abarca habla además sobre las desigualdades entre hombre y mujeres en el ajedrez: “Hay varias brechas de género en el ajedrez. Una histórica muy grande, una cultural y a nivel competitivo. Van de la mano, se entrelazan”, explica.
“Este piropo que me han dicho ‘oye, pero tú juegas como hombre’, porque una lo hace bien. Es como que lo masculino es mucho más validado para la sociedad”, dice.
“En esta cultura lo masculino revalida y en el ajedrez pasa mucho”, señala.
“Me acuerdo que un día empecé a ojear libros. Leí cuatro libros de historias, de partidas de ajedrez. No encontré ni una sola partida de mujeres. Y mostraban partidas de jugadores que no eran de un gran nivel. Hay cientos de mujeres con mejor nivel, pero no estaban, porque el autor que hizo el libro no las consideró. Es parte de esta invisibilización que trasciende todas las áreas”, manifiesta.
Fotos: Revista Mosso Life