Retorno a clases: ¿por qué debemos preocuparnos de las emociones?
Miles de estudiantes y profesores en Chile ya retornaron a clases presenciales en este segundo semestre escolar, uno que trae varios desafíos para el sistema educativo nacional y que tiene el bienestar emocional dentro de sus principales focos de atención.
Chile es el segundo país con peor salud mental durante la pandemia. Situación que ha impactado a la comunidad educativa, donde según los datos de Elige Educar, el 77% de los profesores se sienten estresado o muy estresado tras más de un año con educación a distancia.
Problemática que tendrá que enfrentar hoy el sistema educativo y donde la Educación Emocional tendrá un rol fundamental.
¿Se puede aprender estresado?
¿Puede un profesor estresado - o angustiado - enseñar bien? ¿Puede un alumno aprender si no se siente cómodo?
Aprender en ambientes motivadores o cálidos nos predispone a estudiar de mejor forma, y permite que esos conocimientos perduren mucho más tiempo en nuestra memoria.
Por el contrario, los espacios educativos percibidos como agresivos o estresantes dificultan la concentración y gran parte de la información brindada en la clase desaparece. No solo por la gran dificultad de concentrarnos, sino también porque el estrés afecta negativamente la comunicación de las neuronas, proceso vital para el aprendizaje y la memoria.
Según diversos estudios, a medida que el estrés aumenta, también lo hace el cortisol, hormona que el cuerpo libera y que impacta en el desarrollo de los circuitos del cerebro de los niños, inhibiendo las funciones ejecutivas, como: el planeamiento, el control de los impulsos y la atención. Siendo estas habilidades mentales, importantes para el éxito académico.
Este nuevo retorno a las aulas se hace luego de más de un año de pandemia, donde mucha gente estuvo en sus casas por la cuarentena y donde pudieron haber sentido emociones a las que no están acostumbrados como la pena, la rabia, la angustia, la ansiedad o el enojo. La falta de contención de estas emociones puede derivar en estrés, angustia y miedo, generando espacios agresivos y estresantes que no promuevan el aprendizaje.
Cristian Almarza, Director EducaSwitch, un programa de Convivencia Escolar a través de la Educación Emocional, asegura que “un cerebro estresado es incapaz de aprender. Es decir, un profesor angustiado es incapaz de enseñar, y un alumno con miedo, angustia o tristeza será incapaz de aprender”.
En esta línea, instituciones como CASEL han demostrado que la educación emocional produce mejoras en hasta un 30% en los resultados académicos y en la asistencia escolar, pero también ayuda a reducir indicadores negativos como lo son el bullying, cyberbullying y la deserción escolar.
EducaSwitch conversó con la psicóloga experta en educación Neva Milicic, quien afirmó que “no hay aprendizaje posible sin bienestar emocional. Separar la educación académica de la emocional no tiene ninguna lógica. Cuando uno está angustiado o está tenso, no aprende nada”.
Trabajar la educación emocional en contexto covid no solo es posible, sino que es necesario. No se puede seguir pensando en la educación solo con resultados académicos, hay que comprender que los colegios están integrados por personas con múltiples emociones que merecen aprender de la mejor forma.