Adolescentes que tienen una relación sólida con sus padres mejoran su salud mental a futuro

Compartir Facebook Twitter Whatsapp

Cuando los adolescentes se sienten contenidos por sus padres tendrían beneficios en su salud mental a futuro.

El macroestudio realizado por investigadores del hospital infantil de Filadelfia, Estados Unidos y publicado en JAMA Network Open, determinó lo que hace años venía estudiándose de la salud mental adolescente.

“El objetivo era comprender mejor cómo las diferentes características de las relaciones madre-adolescente y padre-adolescente pueden estar relacionadas con una amplia gama de resultados favorables en la edad adulta”, explica Carol A. Ford, autora principal del estudio.

Gracias al estudio determinaron que los adolescentes que tienen una buena y sana relación con sus padres, tienen mejor salud mental a largo plazo. No solo eso, mejoran su vida sexual, disminuye el riesgo de abuso de sustancias y de problemas cardiovasculares.

El artículo utilizó los datos de más de 15 mil adultos inscritos en el Estudio Longitudinal Nacional de la Salud de Adolescentes a Adultos a mediados de los 90’, cuando tenían entre 12 y 17 años. “El patrón general de estos resultados sugiere que las relaciones sólidas entre los adolescentes y sus madres y padres conducen a una mejor salud y bienestar en la edad adulta joven”, afirma Carol.

Adolescentes
Adolescentes

“Los esfuerzos para fortalecer las relaciones entre padres y adolescentes pueden tener importantes beneficios para la salud a largo plazo”, determina Ford. Además entrega directrices de los pasos a seguir para fortalecer la salud mental de los jóvenes.

Claves para fortalecer la salud mental adolescente

  • Promocionar su autocontrol y regulación emocional para mejorar su rendimiento escolar, su estabilidad y la relación con las demás personas de su entorno.
  • Trabajar su autoestima y seguridad desde muy pequeños. Valorar sus puntos fuertes y ver en qué situaciones concretas cometen fallos para poder corregirlos y fortalecerlos.
  • Enseñar a tolerar la frustración. Es clave que los niños vean que las cosas “normalmente no salen a la primera”.
  • Los niños tienen que jugar, reír, llorar, equivocarse y aprender de la mano de unos padres felices y atentos a sus necesidades.