Piedad Noé: La amante y el gran amor de Pinochet que pudo cambiar la historia de nuestro país

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El amor que surgió durante la estadía del general en Ecuador y perduró hasta el deceso de Piedad.

Piedad Noé es el nombre de la mujer que pudo cambiar la historia de nuestro país, la mujer identificada como el gran amor del dictador Augusto Pinochet y una de las peores enemigas de su esposa Lucía Hiriart.

Entre 1956 y 1959 Augusto Pinochet fue profesor de la academia de Guerra en Quito, Ecuador. Durante los tres años que se mantuvo en el país latinoamericano viviendo con su esposa y tres hijos, el general debió asistir a una serie de eventos sociales como parte de sus obligaciones.

Un amor apasionado

Fue en uno de esos eventos en que conoció a Piedad, Pinochet debió asistir a un concierto de su futuro gran amor y el flechazo fue instantáneo. Noé era ecuatoriana, pianista, liberal y separada, pero nada de eso importó pues comenzaron rápidamente una apasionada relación.

El impacto de este amor fue tan grande para el dictador que incluso sus alumnos lo notaron, así lo declaran algunos antiguos alumnos a la prensa ecuatoriana “El profesor no volvió a ser el mismo estricto y exigente de los primeros meses. ¿Qué pasaba por su cabeza?”.

La pareja acordaba encuentros furtivos en zonas apartadas de Quito y la relación fue tan apasionada que hizo peligrar el matrimonio con Lucía Hirirart, con quien estaba casado desde 1943.

Crisis en el matrimonio 

La crisis fue tal que Lucía se fue con sus tres hijos Augusto, Lucía y Verónica, de vuelta a Chile, pero el matrimonio continuó. Por una parte, Pinochet era conocido por sus infidelidades, pero en una época en que el matrimonio se mantenía a toda costa, Hiriart no le daría en el gusto tan fácilmente.

Porque el general ya se encontraba desarrollando una prolífica carrera militar que lo llevaría a los más altos rangos y su Lucía no quedaría afuera de la gloria por un amorío de su esposo. Pinochet volvió a Chile luego de tres años en Ecuador, pero el romance nunca se terminó.

Juntos hasta la muerte

Piedad y Pinochet se mantuvieron siempre en contacto a través de cartas y visitas esporádicas. “Piedad fue su gran amor. Se mantuvieron escribiendo hasta que ella murió”, declaró Alejandra Matus a The Clinic.

Además afirma que muchos vieron llorar desconsoladamente al dictador cuando el gran amor de su vida falleció, en la década de los 80’. Por otra parte, se afirma que producto de la apasionada relación, la pareja tuvo un hijo.

Juan sería el nombre del hijo no reconocido de Pinochet, algunos dicen que es la viva imagen de su padre, pero lo cierto es que no existen pruebas contundentes de la existencia de este hijo ilegitimo.