‘Believe in Magic’: Madre e hija tras un falso tumor y cientos de miles de dólares en recaudaciones

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Ambas crearon una reconocida organización que contó con la colaboración de estrellas mundiales como los miembros de One Direction.

Believe in Magic es una organización benéfica infantil del Reino Unido, creada por Megan a sus 16 años luego de descubrir que padecía de un tumor cerebral. Junto a ella se encontraba su madre Jean, juntas trabajaban codo a codo para recaudar fondos y cumplir el sueño de muchos niños que padecen de graves enfermedades como el cáncer.

Con el tiempo la organización adquirió gran reconocimiento, organizando fiestas de gala en lugares emblemáticos de Londres y con invitados de la talla de One Direction. Megan llegó a recibir un reconocimiento de la mano del entonces primer ministro del Reino Unido David Cameron  por su "extraordinaria valentía", elogió el mandatario.

Durante el apogeo de la organización benéfica que cumplía los sueños de los niños con enfermedades graves, Jean comunicó a la comunidad que la enfermedad de Megan había empeorado y necesitaban recaudar 120 mil libras (más de 120 millones de pesos).

En 48 horas la meta se había logrado y podrían costear un tratamiento de emergencia en Estados Unidos, emprendieron rumbo a Norteamérica mientras algunos comenzaban a sospechar de ellas. Jo Ashcroft, madre de un niño diagnosticado con neuroblastoma, cáncer al sistema nervioso, se encontró con los anuncios de Believe in Magic y encontró muchas inconsistencias en el relato.

Primeras sospechas 

La falta de información sobre médicos, hospitales y exámenes levantó sospechas en Jo que se contactó con otros padres de niños con neuroblastoma que conocía. Solicitaron información educadamente a Jean, pero no obtuvieron respuesta.

El tema quedó ahí hasta que se encontraron con la campaña de 120 mil libras, no consiguieron gran información hasta que uno de los padres utilizó sus conocimientos en informática para dar con el lugar desde que Jean y Megan abrían sus correos, un hotel de lujo en Disney World.

Utilizaron sus recursos para pagar a un investigador privado, quien las grabó bajando de un crucero de lujo. Contactaron con autoridades que no estuvieron dispuestos a ayudar y finalmente compartieron la información en redes sociales, recibiendo una ola de mensajes de odio.

Megan falleció el 28 de marzo de 2018 en el Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía de Londres. "Todo lo que le dije es: 'Cariño, si quieres irte, ve y sé feliz'", escribió Jean en Facebook, lo que parecía ser el final, fue una puerta abierta para descubrir qué había detrás de la historia de Megan y Jean.

En la autopsia no se encontró un tumor, su cerebro era morfológicamente normal, encontraron un largo historial de enfermedades e infecciones, todas curables. Megan falleció por una arritmia aguda, consecuencia del hígado graso.

El síndrome de Munchausen

El historial médico de Meg apuntaba a una persona que buscaba conseguir opiáceos, faltaba a las citas y cambiaba de doctor frecuentemente. El síndrome de Munchausen parecía ser la explicación más adecuada.

El síndrome de Munchausen hace referencia a enfermedades fabricadas o inducidas intencionalmente por el paciente o los padres del mismo. Algunos son capaces de inventar una enfermedad grave con la intención de conocer a las celebridades que los obsesionan.

Megan tenía cuatro hermanos mayores de una pareja anterior de Jean, ninguno tiene contacto con su madre desde que Meg enfermó, cuando hicieron muchas preguntas Jean se alejó. Las hermanas recuerdan que Megan siempre enfermaba poco después de ‘alguna enfermedad que escucharon mencionar’.

Una de ellas, tuvo un trasplante de riñón y recuerda con claridad cómo la alimentaban constantemente con una salsa muy salada, nada recomendable para una persona con problemas renales.

Las hermanas recuerdan que su madre apilaba latas de comida de manera inestable, constantemente golpeando la mesa como si quisiera que ocurriera algo más. "Jean quería que uno de nosotros tuviera un accidente", dice una de las hermanas.

Jean se fue a vivir a Francia por algunos años y al volver a Inglaterra fue cuestionada por la enfermedad de Megan. Ante esto solo respondió "Amaba y cuidaba a mi hija. Sugerir que podría haberla dañado de alguna manera es absolutamente repugnante".