Por primera vez en Chile se condena delito de femicidio no íntimo: 28 años a sujeto que asesinó a prostituta

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El sujeto asesinó brutalmente a una mujer luego de pagar por sus servicios sexuales, quemó la casa para ocultar el crimen.

El 5 de julio del año 2020 se habría llevado a cabo el brutal crimen, un hombre llamado Lorenzo Andrés Osorio Ayala llegó hasta la casa de la víctima para solicitar los servicios sexuales que entregaba la víctima.

Dos horas después y posiblemente por problemas a la hora de pagar por el servicio, se produjo una disputa en el lugar y Osorio propinó brutales golpes de puño en la cara de la víctima. Un testigo que acompañaba al imputado intentó detener la agresión, siendo también agredido por Lorenzo.

El asesino con un elemento cortopunzante propinó dos estocadas en el tórax que resultaron mortales, posteriormente incendió la casa que habitaba la víctima, intentando ocultar el crimen. El homicidio fue prácticamente confesado por Osorio en un posterior episodio de violencia.

El 11 de julio, una semana después de cometido el crimen, Lorenzo se encontraba en un cumpleaños cuando comenzó una fuerte discusión con su pareja, terminó agrediéndola y amenazándola.

"Amenazó con matar a los niños, matarlos a todos y quemar la casa, tal como había hecho con la mujer de Doñihue", informa Cooperativa.

Inédita condena por femicidio no íntimo

El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Rancagua condenó a Lorenzo Osorio a 28 años de cárcel, 18 años por femicidio no íntimo, 10 años por incendio en lugar habitado y 61 días por violencia intrafamiliar.

"En este caso se causó la muerte de una mujer que ejercía labores de comercio sexual, justo después que ella prestara estos servicios, tanto al acusado como al testigo presencial que depuso en el juicio. En los actos del acusado concurrieron todos los elementos que el Protocolo ONU mujer ha establecido para determinar que estamos ante un crimen de género", establece el veredicto.

"aunque el acusado ha indicado que no tiene ningún problema con las mujeres, ni menos con las prostitutas, lo cierto es que sus actos muestran lo contrario, pues no solo castigó violentamente a la víctima (...) el día que le dio muerte, sino que dentro de su familia también ha incurrido en desprecio y menoscabo de (...) su cónyuge, sus hijastros y sus hijos menores de edad, quienes estaban atemorizados por sus abruptos cambios de ánimo, sobre todo cuando bebía alcohol o consumía drogas, que descontrolaban aún más su volátil temperamento", determinó el tribunal.