La verdad del megalodón: por qué se extinguió y cuál era su tamaño real
¡Hemos sido engañados todo este tiempo! Tras la reevaluación del fósil del megalodón los expertos aseguran que el animal no era como lo conocemos por las películas.
Durante años hemos escuchado hablar del megalodón como un depredador marino de gran tamaño y extremadamente poderoso que arrasa con todos los animales que se le crucen en su camino. Sin embargo, tras la reevaluación de los registros del animal, los científicos se han sorprendido con los resultados.
Se trata de un equipo internacional de científicos al mando de Phillip Sternes de la Universidad de California en Riverside, que basados en análisis detallados de los dientes y las vértebras del animal, han logrado obtener nuevos resultados.
En este contexto los expertos han llegado a la conclusión de que el megalodón era en realidad mucho más esbelto y largo de lo que se pensaba y que su forma y tamaño se parece bastante al gran tiburón blanco.
De igual manera el estudio ubica al gran pez entre los depredadores más grandes que se conocen en la historia de la Tierra, ya que podría haber superado los 20 metros de longitud.
Lo interesante de este descubrimiento es que no solo cambia nuestra comprensión sobre el aspecto físico del megalodón, sino que también plantea nuevas hipótesis sobre su comportamiento y su rol dentro del ecosistema marino.
Un cuerpo más delgado y largo implicaría un sistema digestivo más eficiente, lo que permitiría al megalodón aprovechar mejor sus recursos alimenticios y posiblemente reducir la frecuencia de sus cacerías. Esta característica podría haber influido significativamente en la dinámica de los océanos prehistóricos y en la variedad de especies que coexistían con este gigante marino.
Por qué se extinguió el megalodón
El estudio también sugiere que este animal debía competir con el tiburón blanco a la hora de alimentarse y ese sería el factor principal para su extinción, ya que, la morfología del tiburón actual le otorga mayor flexibilidad y agilidad, ganando así la lucha por la supervivencia.
Esta teoría marca un giro en la comprensión de las causas detrás de la desaparición del mayor depredador marino, proponiendo que no solo fue la presión sobre sus presas lo que llevó a su extinción, sino también la emergencia de competidores más adaptados a los cambios en los ecosistemas marinos.