Este es el motivo por el qué el cerebro guarda algunos recuerdos y otros no
El reciente estudio publicado reveló que los recuerdos que se perciben como sorprendentes tienden a ser más memorables que las vivencias rutinarias.
La memoria representa el depósito de recuerdos, estos datos y eventos adquiridos mediante experiencias vividas o escuchadas. Es una función sumamente compleja del cuerpo humano, que se lleva a cabo gracias a la interacción de un entramado de neuronas interconectadas, distribuidas en diversas regiones cerebrales.
Se han llevado a cabo numerosas investigaciones con el propósito de comprender los mecanismos detrás de la pérdida y el almacenamiento de recuerdos. Por ejemplo, se han realizado estudios para analizar estos procesos.
En una investigación reciente, publicada en la revista Nature Human Behavior, un equipo de investigadores de la Universidad de Yale en New Haven (EE.UU.) se propuso entender por qué el cerebro retiene ciertas experiencias mientras descarta otras. A continuación, se presentan los principales hallazgos del estudio.
Por qué recordamos solo algunos recuerdos
Para llevar a cabo la investigación, los autores desarrollaron un modelo computacional innovador que se enfoca en dos procesos clave para la formación de la memoria: la comprensión de lo que se observa y la reconstrucción de esa memoria.
Este modelo fue combinado con los resultados de varias pruebas de comportamiento, en las cuales se solicitaba a los participantes recordar imágenes específicas de una secuencia de imágenes naturales mostradas rápidamente en sucesión.
Los hallazgos revelaron que los participantes tenían más probabilidades de recordar una imagen cuando resultaba más difícil reconstruir el modelo computacional correspondiente, es decir, aquellas imágenes más "llamativas".
Nuestro cerebro tiende a priorizar lo sorprendente, lo que resulta difícil de explicar. Por ejemplo, la presencia de una boca de incendio en un bosque podría confundir a una persona, lo que hace que la imagen sea más difícil de interpretar y, por ende, más memorable. Podríamos decir que muchos recuerdos no son el resultado de una elección intencional, sino más bien un subproducto de nuestra percepción.
Cómo se almacenan los recuerdos
La memoria se construye a través de tres etapas fundamentales: codificación (ingreso de información), consolidación (almacenamiento) y recuperación.
La codificación se refiere al proceso mediante el cual la información ingresa al sistema de memoria. Durante esta etapa, los estímulos del entorno, provenientes de diversas modalidades sensoriales como lo auditivo, visual o táctil, son transformados en patrones de actividad electroquímica entre las neuronas, construyendo así las redes de memoria.
La segunda etapa, la consolidación, implica el almacenamiento de información y el mantenimiento de las redes neuronales creadas durante la codificación. Este proceso tiene lugar durante el sueño, cuando las neuronas involucradas se reactivan. La efectividad del almacenamiento depende de la relevancia, repetición y carga emocional de la información codificada, que se almacena en forma de circuitos neuronales.
Cuando nos encontramos con elementos en nuestro entorno similares a los que están presentes en la memoria, esta puede reaparecer mediante el proceso de recuerdo. El recuerdo consiste en la reconstrucción de las redes neuronales que se formaron durante la codificación, es decir, se reactivan las neuronas que estuvieron activas en ese momento.