El lugar de la otra: Esta es la historia real que inspiró la película de Maite Alberdi
Nominada a Mejor Película en el Festival de Cine de San Sebastián y candidata de Chile al Oscar a Mejor Película Internacional, "El lugar de la otra" ha capturado la atención del público por enfocarse en un crimen cometido por una mujer en el Chile de los 50's.
"El lugar de la otra", película dirigida por Maite Alberdi, se inspira en uno de los casos policiales más polémicos de la literatura chilena que fue recogido en “Las Homicidas”, de Alia Trabucco.
En 1955, la escritora María Carolina Geel asesinó a su amante en medio del salón del lujoso Hotel Crillón, y durante el juicio, le corresponde a Mercedes, la secretaria del juez a cargo del caso, encargarse de cualquier aspecto que requiera la sensibilidad de una mujer en el proceso.
Gracias a su investigación, Mercedes llega al departamento de María Carolina Geel y de a poco comienza a ocupar ese espacio como una necesidad de huir de su hogar, que comparte con su esposo y sus dos hijos.
Mercedes, encarnada por la actriz Elisa Zulueta, no existió en la vida real. Pero María Carolina Geel, interpretada en la cinta por Francisca Lewin, y el caso que marcó su vida, sí.
La historia que inspira "El lugar de la otra"
El asesinato perpetrado por la escritora María Carolina Geel en 1955 recuerda a otro hecho ocurrido en el mundo literario chileno. En 1941, en ese mismo hotel, la novelista María Luisa Bombal le disparó a su amante, Eulogio Sánchez, aunque sin causarle la muerte. Cuando Geel le disparó a su amante, la sociedad quedó conmocionada por el acto.
¿Cómo una mujer podría cometer un crimen?
En 1950, María Carolina Geel trabajaba como taquígrafa en la Caja de Empleados Públicos y Periodistas de Santiago. Ahí conoció a Roberto Pumarino, un hombre 14 años más joven se separó para estar con Geel. Ella, divorciada por segunda vez y madre de un hijo, era una escritora que ya había publicado ya tres novelas —El mundo de Yenia (1946), Extraño estío (1947) y Soñaba y amaba al adolescente Perces (1949)—, que le consiguieron un éxito acotado.
Geel y Pumarino establecieron una relación de cinco años hasta que en 1955, ella le disparó a Roberto con un revólver belga calibre 6,35 en la sala de té del Hotel Crillón en la calle Agustinas 1035.
La película de Maite Alberdi toma esta historia y relata cómo las mujeres acusadas de crímenes esa época fueron indultadas o declaradas "locas", como una forma de invisibilizarlas. Y es que María Carolina Geel fue enviada a un convento en lugar de a una prisión convencional, donde, gracias al apoyo de intelectuales como la poeta Gabriela Mistral, fue indultada tres años después por la justicia chilena y logró continuar su obra literaria.
Mistral, que ya era ganadora del Nobel de Literatura y vivía en Nueva York, se enteró del encarcelamiento de Geel, y le escribió una carta al mandatario Carlos Ibáñez del Campo. Con fecha el 13 de agosto de 1956, la poeta escribió: “Respetuosamente suplicamos a V.E. indulto cabal para María Carolina Geel que deseamos las mujeres hispanoamericanas. Será esta, una gracia inolvidable para todas nosotras”, se lee en el documento que está disponible en la Biblioteca Nacional Digital.
Ibáñez del Campo respondió 15 días después a la petición de la escritora. “Respetada Gabriela: He vacilado un instante en la forma cómo dirigirme a mi ilustre compatriota. Pero sus admirados libros crean una familiaridad que permite el trato tan directo. Sepa mi estimada amiga, que en el instante en que usted formula una petición, esta es un hecho atendido y resuelto”, se lee en la misiva.
“Considere, pues, desde ya indultada a María Carolina Geel. Con la cordialidad y admiración de siempre le saluda su amigo y Presidente, para quien ha sido gratísimo el poder aceptar esta petición tan humana y emotiva”, cierra el texto.
Cuando Geel salió de su encierro le agradeció a Gabriela Mistral por su intervención. “Por Alone he sabido que ha escrito usted una admirable carta al Presidente pidiéndole mi indulto (…) La mezcla inevitable de una gratitud vibrante con el batimiento de quien no sabe nada de nada”, dice el documento escrito el 28 de agosto de 1956.
Durante su encierro, María Carolina Geel escribió su obra más famosa: Cárcel de mujeres. En ese libro, la autora relató el crimen que cometió en el hotel Crillón con una mezcla de autobiografía y ficción. Sin embargo, ella nunca confesó el motivo detrás de sus disparos. Hasta la fecha nadie supo la razón del asesinato a Roberto Pumarino.