
Día Mundial de las Ballenas: ¿Por qué se celebra cada 19 de febrero?
Descubre el impacto de las ballenas en Chile y en el mundo en el Día Mundial de las Ballenas
Desde 1980, cada 19 de febrero se celebra el Día Mundial de las Ballenas. La iniciativa surgió como una idea de Greg Kauffman, fundador de la Pacific Whale Foundation, con el objetivo de que se tome conciencia sobre el peligro de extinción que sufren las ballenas jorobadas que viven frente a la costa de Maui, Hawái.
De esta forma, el Día Mundial de las Ballenas se refiere a las jorobadas que están en Hawái, pero también incluye a todas las especies de ballenas que habitan en los océanos de nuestro planeta.
Ballenas en Chile: Esto es lo que debes saber
En Chile, las ballenas están presentes a lo largo de toda la costa. De las 92 especies existentes en el mundo, 43 han sido registradas en nuestras aguas, lo que representa cerca del 50% del total. Entre ellas se encuentran la imponente ballena azul (Balaenoptera musculus), que puede superar los 30 metros de longitud; la ballena fin (Balaenoptera physalus), la segunda más grande, con hasta 25 metros; la ballena sei (Balaenoptera borealis), que alcanza los 21 metros, y la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), que llega a medir hasta 17 metros.
Sin embargo, en el pasado, la caza de ballenas fue una práctica común en Chile. Según datos de Oceana, nuestro país persiguió a estos mamíferos durante siglos, y solo entre 1929 y 1983, las balleneras chilenas capturaron más de 30.000 ejemplares para la producción de aceite. Esta situación, que afectó a múltiples naciones, llevó a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) a prohibir la pesca industrial de ballenas a nivel global en 1986.
Chile, en tanto, prohibió la caza de ballenas en 2008 y ese mismo año las declaró como monumento natural.
Las ballenas como agentes contra el cambio climático
Pero, ¿sabías que las ballenas ayudan a mitigar el cambio climático? La Dra. Susannah Buchan, oceanógrafa e investigadora británica del Centro de Investigación Oceanográfica del Pacífico Sur Oriental (COPAS Coastal), explica que “las ballenas aumentan la productividad primaria a través de su rol fertilizador en los océanos, un hecho que secuestra cierto CO2 de la atmósfera”.
“Todo el carbono que las ballenas almacenan durante su vida, al fallecer e irse a las profundidades oceánicas, queda secuestrado en el fondo marino", explica la experta y agrega que se "ha calculado que una sola ballena, a lo largo de su existencia, puede capturar 33 toneladas de CO2”.
De acuerdo con el sitio Ocean Literacy Portal de la UNESCO, "una sola ballena confina la misma cantidad de carbono que el equivalente a 1,000 árboles". Además, las ballenas fertilizan la vida de las plantas acuáticas con su excremento que tiene grandes cantidades hierro. Este nutriente es esencial para la floración del fitoplancton, que está en la base de la cadena alimentaria y absorbe carbono del mundo.
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