Arqueólogos fascinados con descubrimiento de cientos de fuertes romanos por un satélite espía
Científicos tuvieron acceso a reveladoras imágenes tomadas por un satélite espía. Se trata de cientos de fuertes romanos ubicados en Siria e Irak.
La Guerra Fría fue una época caracterizada por una creciente psicosis, ya que el temor a las armas nucleares elevó la tensión en cualquier conflicto a niveles extremos. Esto llevó a que ambos bloques, el occidental y el oriental, estuvieran constantemente vigilándose mutuamente. No es sorprendente que el 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética lanzara el primer satélite espía. Actualmente, estos dispositivos son ocupados para hallazgos arqueológicos, entre los que destaca el descubrimiento de cientos de fuertes romanos.
El Sputnik 1, con un peso de aproximadamente 83 kilos y un diámetro de tan solo 23 centímetros, tenía como objetivo detectar señales de radio y transmitirlas de regreso a la Tierra. Este acontecimiento marcó el inicio de una carrera tecnológica para controlar cada movimiento del enemigo con gran precisión y, en última instancia, sentó las bases del mundo en el que vivimos hoy.
Cientos de fuertes romanos detectados por satélite espía
La proliferación de satélites espía se dio sin restricciones. Se lanzaron cientos de estos dispositivos al espacio, y la información recopilada todavía se utiliza en la actualidad para diversas aplicaciones, como la monitorización de las consecuencias del cambio climático.
Recientemente, un grupo de investigadores del Darmouth College en Estados Unidos ha recuperado imágenes desclasificadas que datan de las décadas de 1960 y 1970, revelando la existencia de cientos de fortalezas romanas previamente desconocidas.
Estos expertos han comparado estas imágenes con uno de los primeros estudios arqueológicos aéreos de la historia, publicado por el padre Antoine Poidebard en 1934. El estudio original reveló 396 nuevas fortalezas en lo que hoy en día son Siria e Irak, en la frontera oriental del Imperio Romano, que se pensaba que constituían una línea defensiva para proteger las provincias orientales de las incursiones árabes y persas.
El profesor Jesse Casana, autor principal del artículo publicado en la revista Antiquity, comenta: "Desde la década de 1930, historiadores y arqueólogos han debatido el propósito estratégico o político de este sistema de fortificaciones, pero pocos cuestionaron la observación básica de Poidebard de que había una línea de fuertes que definía la frontera romana oriental".
Para abordar esta cuestión, Casana y su equipo utilizaron imágenes desclasificadas que formaron parte de los primeros programas de satélites espía en el mundo. Estas imágenes ofrecen una perspectiva en alta resolución de un paisaje que ha experimentado cambios significativos debido al uso moderno de la tierra.
Usando los fuertes identificados por Poidebard como punto de partida, el equipo logró identificar 396 fuertes romanos adicionales que estaban distribuidas ampliamente por la región, de este a oeste. Esto no respalda la teoría de que las fortalezas constituían una muralla fronteriza norte-sur.
Los investigadores proponen la hipótesis de que estas fortalezas se construyeron para respaldar el comercio interregional, proteger las caravanas que viajaban entre las provincias orientales y los territorios no romanos, y facilitar la comunicación entre el este y el oeste.
A medida que más imágenes desclasificadas, como las fotografías tomadas por el avión espía Lockheed U-2, estén disponibles, los investigadores creen que podrán realizar nuevos descubrimientos arqueológicos. Según el profesor Casana, "un análisis cuidadoso de estos poderosos datos encierra un enorme potencial para futuros descubrimientos en Oriente Medio y más allá".
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