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Cuarentena: ¿Cómo afecta la salud mental de las mujeres?

27 de Julio de 2020
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Según estudio, las mujeres han visto más afectada su salud mental durante la crisis sanitaria en comparación a los hombres.

La cuarentena obligatoria a lo largo de todo el país se ha intentado concientizar a los ciudadanos sobre la necesidad de mantener el aislamiento físico para detener la propagación del COVID-19. Si bien la medida es muy necesaria, el encierro prolongado altera la convivencia, lo que sumado al temor e incertidumbre que genera la pandemia, puede afectar el bienestar y la salud mental de las personas.

Mujeres y la sobrecarga

La población femenina es uno de los grupos más afectados en este sentido. De acuerdo a la Dra. Denisse Cáceres, psiquiatra de Clínica Vespucio: “La cuarentena ha visibilizado temas que siempre han estado presentes en la vida de las mujeres. Históricamente, se ha tendido a sobrecargar con tareas domésticas a quienes ya están inmersas en una labor remunerada, lo que supone un doble peso para ellas”.  A esto se agregan ahora las exigencias del teletrabajo, la crianza y la educación de los hijos que están con clases en línea.

De hecho, según datos del termómetro social del Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 (MOVID-19), desarrollado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile y el Colegio Médico, las mujeres han visto más afectada su salud mental durante la crisis sanitaria en comparación a los hombres. 

Síntomas de alerta

 Estar atentos a las señales de posibles cuadros depresivos es fundamental, sobre todo considerando que estos suelen reaparecer a lo largo de la vida. “Los estudios muestran que la depresión tiende a la recurrencia. Se va generando una interacción de variables entre la genética, los mecanismos para afrontar las adversidades y las distintas circunstancias cotidianas. En ese sentido, la cuarentena y sus consecuencias psicosociales pueden ser factores de riesgo para una recaída”, asegura la Dra. Cáceres. En este contexto, sugiere estar alerta ante:

  • Cambios significativos de estado de ánimo, prolongados en el día y por más de dos semanas.
  • Pérdida del interés en realizar actividades que antes provocaban satisfacción, gozo o bienestar.
  • Alteraciones en ciclos biológicos: mal dormir y falta o aumento del apetito.
  • Fatiga o disminución de la energía.
  • Gran carga de pensamientos negativos y dificultades para concentrarse.

¿Pero cuándo es preocupante? “Si estas manifestaciones persisten y repercuten de forma significativa en nuestro funcionamiento, ya sea en el hogar o en el trabajo, es necesario consultar, sobre todo, si surgen pensamientos o ideas de autoagresión. Eso es un signo de alarma para pedir ayuda de forma inmediata”, concluye.

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