Cuarentena: ¿Cómo afecta la salud mental de las mujeres?
Según estudio, las mujeres han visto más afectada su salud mental durante la crisis sanitaria en comparación a los hombres.
La cuarentena obligatoria a lo largo de todo el país se ha intentado concientizar a los ciudadanos sobre la necesidad de mantener el aislamiento físico para detener la propagación del COVID-19. Si bien la medida es muy necesaria, el encierro prolongado altera la convivencia, lo que sumado al temor e incertidumbre que genera la pandemia, puede afectar el bienestar y la salud mental de las personas.
Mujeres y la sobrecarga
La población femenina es uno de los grupos más afectados en este sentido. De acuerdo a la Dra. Denisse Cáceres, psiquiatra de Clínica Vespucio: “La cuarentena ha visibilizado temas que siempre han estado presentes en la vida de las mujeres. Históricamente, se ha tendido a sobrecargar con tareas domésticas a quienes ya están inmersas en una labor remunerada, lo que supone un doble peso para ellas”. A esto se agregan ahora las exigencias del teletrabajo, la crianza y la educación de los hijos que están con clases en línea.
De hecho, según datos del termómetro social del Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 (MOVID-19), desarrollado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile y el Colegio Médico, las mujeres han visto más afectada su salud mental durante la crisis sanitaria en comparación a los hombres.
Síntomas de alerta
Estar atentos a las señales de posibles cuadros depresivos es fundamental, sobre todo considerando que estos suelen reaparecer a lo largo de la vida. “Los estudios muestran que la depresión tiende a la recurrencia. Se va generando una interacción de variables entre la genética, los mecanismos para afrontar las adversidades y las distintas circunstancias cotidianas. En ese sentido, la cuarentena y sus consecuencias psicosociales pueden ser factores de riesgo para una recaída”, asegura la Dra. Cáceres. En este contexto, sugiere estar alerta ante:
- Cambios significativos de estado de ánimo, prolongados en el día y por más de dos semanas.
- Pérdida del interés en realizar actividades que antes provocaban satisfacción, gozo o bienestar.
- Alteraciones en ciclos biológicos: mal dormir y falta o aumento del apetito.
- Fatiga o disminución de la energía.
- Gran carga de pensamientos negativos y dificultades para concentrarse.
¿Pero cuándo es preocupante? “Si estas manifestaciones persisten y repercuten de forma significativa en nuestro funcionamiento, ya sea en el hogar o en el trabajo, es necesario consultar, sobre todo, si surgen pensamientos o ideas de autoagresión. Eso es un signo de alarma para pedir ayuda de forma inmediata”, concluye.