Pancho Saavedra y Jorge Zabaleta llegaron a la ciudad costera de Esauira, donde dieron inicio a su aventura para conocer el Desierto del Sahara. Para esto, decidieron arrendar una motocicleta rusa para llegar a su destino.
Pese a que Saavedra se negó en un comienzo, tomó la determinación de seguir el espíritu aventurero de su compañero, quien es un experto motoquero, y se adentraron por los caminos hacia el desierto.
Tras unas horas de recorrido, los socios decidieron detenerse en un mercado para que Pancho pudiera estirar las piernas y recorrer el sector. Allí conocieron parte de la cultura que transmiten las antiguas tribus que habitan en la zona.
Al finalizar su recorrido, Pancho compró una mano de Fátima a un mercader, la cual obsequió a su compañero como un “amuleto de la suerte” para dar inicio definitivo a su viaje.
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