En Siempre hay un chileno conocimos a Carlos, un osornino que nos contó cómo la pandemia ha golpeado Lanzarote en las Islas Canarias.
En este capítulo de conocimos la historia de tres chilenos, Valeska, Guillermo y Carlos, quienes realizaron un recorrido por los lugares más turísticos e históricos de las Islas Canarias.
Además, nos compartieron sus vivencias y grandes diferencias culturales que han experimentado en el archipiélago español.
El tercer chileno que conocimos en las Islas Canarias fue Carlos Valenzuela, un osornino que llegó a Lanzarote hace 5 años y que dejó Chile por amor.
Conocimos lugares como la Casa Museo del Campesino y la Playa del Papagayo, ideales para los turistas, pero que ahora se ven desiertos debido a las pocas visitas que se han registrado durante el último año.
Carlos nos relata cómo ha sido golpeada por la falta de turistas debido a la pandemia por Covid-19. El lugar depende casi en su totalidad de los ingresos generados por los viajeros y frente a la falta de ellos, especialmente durante la temporada alta, ha causado estragos en la isla, llevando a un crecimiento del 77,3% en el desempleo y al cierre de múltiples locales.
Por otro lado, el chileno nos reveló que en la isla todas las casas y construcciones son blancas y que se caracterizan en el lugar por su gran vino blanco.
Además, conocimos el bar y restaurante de Jameos del agua, ubicado dentro de una cueva y que llama la atención por su gran anfiteatro natural que posee una laguna de agua salada en su centro.
Llegamos hasta San Bartolomé a la casa de Carlos, donde no solo conocimos a sus hijas y a su esposa, sino que a un importante nuevo integrante de su familia: una cabra.
Finalmente, ante la pregunta de si volvería a Chile, Carlos no lo duda ni por un segundo y afirma que le encantaría, al igual que al resto de su familia.
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