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Capítulo 20/ El renacer de Rubí

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Rubí y su sobrina Fernanda se refugian y arman una fogata en medio de la nada. Recordemos que durante el episodio anterior, ambas escaparon de las garras de Héctor, quien se encargó de herir a Boris, y prometer hacerle daño a Fernanda. Esto, con el único fin de hacer sufrir a Rubí.

Unidas en el presente, Rubí comienza a retroceder en el tiempo hacia 18 años atrás para contextualizarla en su historia de odio y resentimiento hacia Héctor, quien se encargó de arruinarle la vida y también le arrebató su arma letal; la belleza.

Sin embargo, frente a esta difícil situación, Rubí regresa al momento preciso en el que recibe la herencia que le dejó Héctor, posterior a su falso suicidio. Ahí, podemos ver que su "difunto marido", la tenía secuestrada, con severas heridas en su rostro y cuerpo a modo de venganza.

Ahora, mientras esto ocurría la prensa local consideraba que su desaparación sólo se trataba de una estrategia más de Rubí para llamar la atención mediática. Fue ahí, cuando al astuta mujer decidió emitir un comunicado para callar a la prensa y así, renunciar a su fama.

El acto de amor de Rubí

No sólo fue una renuncia, sino un momento para ofrecer disculpas públicas a quiénes dañó para llegar al lugar que siempre soñó: el éxito. No obstante, todo aquello que tanto trabajo le costó conseguir se lo arrebató Héctor, quitándole también su bien más preciado; la belleza.

Pero esto no fue todo. Héctor la obligó a distanciarse de las personas importantes que la rodeaban. Una de ellas fue Loreto, a quien Rubí llamó para despedirse de la manera más cruel posible, mintiéndole, para que nadie sospechara de su secuestro.

Con todo lo anterior relatado en primera persona por Rubí a Fernanda, su sobrina, ella le demuestra que no era la mujer mala que todo el mundo pensaba, pues fue capaz de renunciar a todo su éxito y a su ambición, sólo para que Héctor no le hiciera daño a las dos personas más importantes de su vida; su sobrina Fernanda y su gran amor,  Alejandro.

La furia de Héctor

Rubí y Fernanda huían del bosque para llegar a la carretera, pero en pleno desplazamiento fueron interceptadas por Héctor y sus matones, quienes la volvieron a capturar. Sin embargo, lo que ellos no esperaban, era que Alejandro llegara junto a agentes de la policía en rescate de Rubí.

Lo que Alejandro no se esperaba fue ver a su mejor amigo vivo, con una pistola a punto de dispararle a Rubí, quien se entregó para que Héctor no le hiciera daño a Fernanda. En ese instante entró Alejandro a la escena y el psicópata de Héctor, nuevamente, entró en furia.

Con una pistola en su cabeza, Alejandro decide conversar con Héctor y hacerlo entrar en razón. Durante el diálogo, éste comienza a revelar las razones por las que quiere liquidar a Rubi y entre ellas se encuentra la amistad entre ellos dos, la misma que la protagonista se encargó de "destruir", involucrándose amorosamente con Alejandro.

El médico le hace ver a Héctor que asesinarlos a todos sería volver a repetir la historia de sus padres. Es ahí, cuando el arquitecto decide suicidarme realmente, llevando al pistola a su boca. Sin embargo, cuando va a emitir el disparo, la policia llega, Héctor termina herido en el suelo para luego detenerlo a él y a sus matones.

El renacer de Rubí

Mientras Héctor fue capturado por la policía, Rubi y Alejandro, aprovecharon el momento para ponerse al día. Conversaron sobre lo que había ocurrido y el médico le entregó el preciado collar de reloj de arena que le había regalado a la protagonista durante su romance.

Durante esa conversación íntima, ambos confesaron su amor, que ahora es totalmente imposible, debido a que Maribel es la actual pareja de Alejandro. No obstante, esto no fue impedimento para que los dos amantes de antaño sellaran el encuentro con un apasionado beso.

Días después, Rubí se reencuentra con los medios de comunicación luego de 18 años. Su sobrina publicó el libro con su reportaje y toda la verdad salió a la luz. En la misma sala de prensa se encontraba Cristina, su hermana y también Loreto, su gran amigo. Lo que sí no esperaba fue volver a ver a Alejandro junto a Maribel y Nicolás, su pequeño hijo, a quien le entregó sus mejores deseos.

Finalmente, Rubí se somete a una cirugía láser para sanar las cicatrices de su rostro generadas por la violencia de Héctor y tras años de cautiverio, la protagonista logró vengarse del hombre que le arrebató todo, incluso su libertad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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