Pancho Saavedra se reencuentra con una divertida conocida
- Por: Francisca Oliva
En 2017, Pancho Saavedra conoció a Rosalba, una artesana dedicada a la lana que se hizo conocida por su distinguida risa.
En un nuevo capítulo de Lugares que Hablan, Historias de Luchadores, Pancho Saavedra se reencontró con muchos viejos conocidos en instancias anteriores. Otra vez lo acompañamos junto a su equipo a la comuna de Chaitén, Región de Los Lagos, en medio de la patagonia chilena. Entre hermosos paisajes y rincones de esta zona, conocimos cómo están aquellos habitantes de las localidades más aisladas.
Si bien es difícil trasladarse de un lado a otro debido a las condiciones geográficas y climáticas, pudimos llegar hasta la casa de la señora Rosalba Soto, una artesana de lana que vive en la localidad de Chumelden y que en 2017 fue parte del programa. En ese entonces, le sacó carcajadas a todo Chile gracias a su divertida forma de ser y por supuesto, por su distinguida risa, virtud que comparte con el conductor del programa, Pancho Saavedra.
Entre los clásicos cánticos y juegos de viaje, el equipo recordó aquella vez que conocieron a Rosalba, además de otras mujeres que hacían telares. Incluso, en esa ocasión lo llevaron hasta su taller, el que, con risas, se dieron cuenta que tenía un techo muy bajo para la altura de Pancho Saavedra. Además, la risueña Rosalba no pasó desapercibida:
“Oiga que es buena para reírse usted. Me salió competencia”, dijo Pancho en esa ocasión.
El reencuentro de Pancho y Rosalba
Debido a que se encontraba con síntomas de resfrío, la artesana saludó a Pancho Saavedra y al equipo desde la ventana de su casa. Cuenta que vendrá un funcionario de la posta rural a realizarle un chequeo médico.
Al preguntarle cómo le ha ido en estos años, Rosalba cuenta que ahora la reconocen, luego de salir en televisión, y que le ha ido bien con la venta de sus tejidos. Hizo hincapié en que vive sola, y bromeó con que “no tiene a nadie que le traiga un vaso de agua”.
Pancho, al enterarse que sus hijos viven en Chiloé y Puerto Montt, le ofreció hacer cualquier cosa por ella. La artesana le dijo que solo le faltaba harinilla para sus chanchos.
Mientras el equipo hizo los trámites pertinentes para comprar y llevarle su pedido, llegó un paramédico de la posta a revisarla, y descartó que tuviera Covid-19.
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