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Mariela Sotomayor y Botota Fox se encontraban en el exterior de la casa conversando y comentando diversas situaciones de sus vidas, cuando la periodista le preguntó al transformista por si alguna vez trabajó en el comercio sexual.
Este contestó que sí y procedió a contar una alocada historia que involucra un furgón, una casa de abuelos, y una incómoda situación con respecto al pago.
El sujeto que había contratado el servicio aclaró al final que no podía pagar, pero que tenía bolsas con mariscos. Botota aceptó y su abuela cocinó con ellos, eso sí hubo preguntas al respecto.
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