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Conoce los detalles

Pedro Ruminot habló de su difícil infancia, del cáncer y su relación con Alison Mandel en "De tú a tú"

  • Por: Matías Gálvez S.
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Martín Cárcamo dialogó en profundidad con el exitoso comediante.

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Esta noche, el segundo capítulo de la cuarta temporada de “De tú a tú” por el 13 tuvo al comediante Pedro Ruminot de invitado, quien le habló de toda su vida a Martín Cárcamo, desclasificando varios pasajes desconocidos de ésta.

Pedro Ruminot y su rol de abogado

En el episodio, el ex “Club de la comedia” y actual “Socios de la parrilla” le mostró su casa, en la comuna de Peñalolén, a Martín Cárcamo, donde destacaron las Gaviotas de Oro ganadas por Ruminot y su esposa, la también comediante Alison Mandel, en el Festival de Viña del Mar.
 

Describiendo su vida actual, el comediante mostró su afición por la horticultura, que aprendió de su abuela. Además confesó estar en medio de sus estudios de Derecho. “Paso mucho tiempo en la casa, no me gusta salir, no me gusta la gente. He tenido fobia social, con tratamiento médico y todo. Me pasó post pandemia, que tuve que congelar la carrera porque tenía crisis de pánico”, reveló.

Pedro además explicó sus razones para querer ser abogado. “El derecho es justicia, y yo necesito encontrar la justicia en todo ámbito. Considero que éste es un sistema muy injusto para muchas personas. Me gusta el derecho laboral porque mi mamá era sindicalista, para mí es muy importante desarrollar eso en mi vida, y a lo mejor no me voy a dedicar a eso, pero necesito tener esos conocimientos para estar tranquilo. Yo creo que voy a trabajar gratis de abogado, ayudando a los trabajadores”, aseguró.

La difícil infancia de Pedro Ruminot

Pedro Ruminot se crió en Maipú con sus padres y sus dos hermanos mayores, y, según contó, quien mantenía a la familia era su mamá, trabajando día y noche, y quien lo crió fue su abuela, ya que su papá se dedicaba a diferentes oficios poco exitosos.

“Me acuerdo que mi papá un año hizo zapatos, también hizo mote con huesillos, fue guardia, rondín, mil cosas. Otro año compró 300 melones, al final no los vendió y tuvimos que comer melones todo el verano. Nunca fue estable, y la situación económica fue siempre mala. Incluso en una época se fue fuera de Chile, a Argentina. Después volvió y siguió casado con mi mamá, lamentablemente, varios años más”, desclasificó.

Asimismo, recordó que su padre generaba conflictos en su casa. “Era un muy mal papá, era un gallo muy difícil, muy complicado. De adulto me doy cuenta que a lo mejor nunca me quiso. Nunca hubo un gesto de cariño de su parte hasta que salí en la tele, y eso es más triste aún. Era muy difícil vivir con él en esa casa. A los 13 años le dije a mi mamá que no quería vivir ahí, y me dijo que me iba a arrendar una pieza, cuando la decisión correcta debió haber sido ‘Me separo’. Al final apenas recibí el segundo sueldo, me fui arrancando de ese tipo. Espero nunca más saber nada de él”, manifestó.

Incluso había episodios de violencia. “Era un tipo muy violento verbal y psicológicamente. Lo enfrenté algunas veces, al nivel ‘Vamos a pelear afuera’, porque echaba a mi abuelita de la casa, le decía que era una allegada y no tenía que estar ahí, y lo mismo hacía conmigo. La última vez que hablé con él fue porque mi mamá y mi sobrina me dijeron que tenían miedo de que les pegara. Entonces lo llamé por teléfono y le dije que si las tocaba yo iba a reaccionar. Yo creo que en mi familia todavía no dimensionan dónde estuvimos metidos, con qué ser estuvimos viviendo. Estar con él era vivir con el enemigo”, recordó.

Tristemente, Ruminot rememoró una conversación que tuvo con su mamá años después, cuando finalmente sus padres se separaron. “Ese día invité a mi mamá a comer algo para festejar, y le pregunté si realmente era hijo de él o no. Me dijo que sí, pero lo único que yo quería era que me dijera que no. Quería encontrar un papá, aunque fuera un cacho, un viejo curado, pero un papá, el que esperé siempre”, se lamentó.

El humor, la gran pasión de Pedro Ruminot

Recordando su etapa escolar, Ruminot afirmó que su enseñanza básica fue complicada por el bullying y la pobreza. Pero cuando se cambió de colegio para enseñanza media logró encontrar su lugar. Ahí también conoció, en Segundo Medio, a Sergio Freire, quien se convirtió de inmediato en su colega en el humor.

“Él desde las primeras veces que hablamos me decía que quería ir al Festival de Viña. Era fanático de Dinamita Show, imitaba muy bien al Flaco, soñaba con ir a Viña. Yo quería dirigir y que él actuara, y recuerdo que en la fiesta de graduación le pregunté si hacíamos un programa de sketches en la tele”, contó el comediante.

Finalmente Ruminot estudió Comunicación Audiovisual y Freire Teatro, y ambos empezaron a hacer sketches de humor para entregarlos en los canales. “Entregábamos uno en Canal 13, en recepción. Dos semanas después, si no nos pescaban, íbamos, lo pedíamos de vuelta, y lo llevábamos a otro canal. Estuvimos así un año”, reveló.

Tras muchas decepciones, finalmente recibieron una inesperada llamada desde Buenos Aires pidiéndoles participar de la versión local de un programa argentino. Ambos amigos tomaron por primera vez un avión para ir a firmar el contrato, y, ya de vuelta, quedaron instalados en el programa “REC” de Chilevisión.

Pedro Ruminot recuerda el duro diagnóstico de cáncer

Justo cuando Chilevisión aprobó el proyecto de “El club de la comedia”, la enfermedad azotó a Ruminot. “Al fin habíamos logrado nuestro programa y yo arrastraba una tos bien jodida. Tras varios diagnósticos malos pido radiografías y me encontraron una hernia, un soplo al corazón y un tumor de 25 centímetros en el pecho. Llevábamos una semana grabando, y me diagnostican el cáncer”, recordó, puntualizando que se trató de un cáncer testicular germinal.

“Nació ahí y se alojó en mi pecho cuando nací, es de familia, la mayoría de mi familia se ha muerto de cáncer. Es un cáncer rarísimo, no ocurre a menudo, es uno cada 10 años”, explicó. Cuando lo dejaron internado, los pronósticos fueron muy negativos.

“Me dijeron ‘Te quedan 15 días de vida, no más que eso’. Con esa noticia entré en una sala común con 20 abuelitos. Fue un día muy duro. Lloré mucho, era esa sensación de que me iba a morir y no hice nada, no viajé, no hice películas, libros, la lista que escribimos cuando chicos con Freire”, aseguró.

Sin embargo, recordando una experiencia que sufrió cuando niño, cuando estuvo a punto de morir ahogado en la playa, hizo gala de todo su optimismo. “Al segundo día dije que no me iba a morir. Entonces volví a trabajar, nunca dejé de hacerlo, aunque vomitaba todo el día con la quimio. Yo creo que me salvó harto tener trabajo, pese a que me sentía horrible, porque para mí detenerme o echarme en la cama era morir”, manifestó.

Tras la quimioterapia, sobrellevó una operación a corazón abierto para extraer el tumor. Sin embargo, ocurrió algo inesperado. “Me abrieron y no encontraron tumor, sino una cicatriz de tumor, quiere decir que se secó con las quimio. Los doctores me dijeron que eso era un milagro, no tenían forma de explicarlo. La operación duraba 4 horas, pero duró 45 minutos. A los cinco días estaba trabajando de nuevo, llegué a grabar de sorpresa al canal, me creció el pelo al tiro, a los tres años pude tener un hijo, y ningún pronóstico que me hicieron se cumplió”, indicó el comediante.

El quiebre familiar de Pedro Ruminot

Pedro, quien fue padre de dos hijos, Diego y Facundo, con su primera mujer, se separó de ella cuando trabajaba en “El club de la comedia”. “Fue una etapa bien dura. Yo trabajaba mucho, llegaba a dormir a las oficinas de Chilevisión. Era muy complicado porque mi ex es argentina y se quería llevar a los niños a Argentina. Además, en esa época yo me había alejado de Sergio y me había peleado con algunos compañeros del programa”, recordó sobre esos años.

Asimismo, aclaró que desde la separación es él quien se hace cargo de ambos niños. “El cuidado es completamente mío... tienen visitas con la mamá. Y aunque legalmente es una tuición compartida, en la práctica no lo es”, indicó, y contó que la decisión de separarse quebró la relación con su familia.

“Mi mamá siempre ha sido fundamental en mi vida, pero a ella nunca le pareció esto, porque para ella la gente no se separa. Fue muy dura, me dijo ‘tú ya no eres más mi hijo, no quiero saber más de ti’. Y de ahí no hay retorno, no sé cómo volver de eso. Por eso no tenemos una vida familiar, está quebrada. Tenerla lejos es difícil, me gustaría que viera a sus nietos, pero no se ha podido. Espero que en algún momento se arreglen las cosas”, lamentó.

La historia de amor de Pedro Ruminot y Alison Mandel

Fue precisamente en “El club de la comedia” donde conoció a Alison Mandel, su actual esposa, cuando ella fue a un casting para entrar al programa. “Él me agregó a Facebook y me confirmó que quedé en el programa. Me agarré al jefe y ahí subí”, bromeó la misma Alison, quien se unió a la conversación en "De tú a tú".

Según la también comediante, ella de inmediato se sintió atraída por Ruminot, apenas lo conoció. “Apenas me dijo ‘hola’ y me sonrió, yo dije ‘oh, cag…, éste es bonito’”, confesó. Sin embargo, Pedro no parecía estar tan interesado.

“Cuando llegó siempre pensé ‘Qué rara es ella’. Porque como andaba con ropa de payaso, con parches, cosas anchas. Pero nos hicimos bien amigos, hasta que un día me dijo que le gustaba. Yo pensé que era una broma, un plan para h…”, reveló Ruminot.

Finalmente pololearon siendo compañeros de trabajo, y Pedro se fue a vivir con sus dos hijos al departamento de Alison. “Yo era una mujer libre y me llegaron a invadir. La gente me decía que habiendo tanto hombre sin hijos, para qué escogí a uno con dos. Ese primer año fue difícil, terminamos incluso por un tiempo. Pero luego hicimos una fórmula para delimitar espacios, lo que es muy importante para las familias ensambladas”, explicó la comediante.

Pedro fue quien le propuso matrimonio a Alison, y lo hizo de una forma curiosa. “Inventé una pelea con ella, porque fue a Lollapalooza y le reclamé que fue sin mí a ver esas bandas malas, le hice todo un show. Entonces tras esa pelea iba a haber una semana con tensión, y mientras tanto preparé todo para sorprenderla”, contó Ruminot, quien involucró a la familia y a las amigas de Alison en la petición.

El falso diagnóstico de VIH

Queriendo ser padres juntos, Alison y Pedro se dieron cuenta de que no iba a ser fácil. “Lo intentamos mucho de manera natural, pero no se pudo. Nos hicimos exámenes y resulta que yo soy fértil, Alison por su lado también, pero no se juntaban, el espermatozoide estaba en Maipú y el óvulo en Ñuñoa. Los tuvieron que juntar en el laboratorio”, explicó riendo Pedro acerca de su hijo Baltazar, que fue engendrado in vitro, y ahora tiene 4 años.

Adicionalmente, el comediante reveló un fuerte susto que ambos pasaron antes del procedimiento, cuando se hicieron los exámenes de sangre. “A la Alison le dijeron que hay un examen que estaba retenido, el del VIH. Y cuando se lo entregaron, era positivo”, narró, contando que tuvo que tener una tensa conversación con su esposa al respecto.

“Ella llegó a la casa, fuimos al auto y empezamos a conversar. Me preguntó ‘¿Con quién me cag…?’, y puros garabatos. Y yo le decía: ‘Con nadie ¿Y tú? ¿Me has cag…?’. Era ese nivel de conversación”, recordó.

De inmediato fueron a la clínica para que Alison se repitiera el examen. “Yo iba en el auto pensando: ‘¿Cómo es posible? Tuve cáncer, ahora tengo VIH. He tenido todas las enfermedades’. Recuerdo que le dije: ‘Si realmente lo tienes, no importa, tengamos, nos morimos los dos. No me importa’. Era horrible, ella lloraba”, rememoró.

Finalmente, justo mientras se tomaba la nueva muestra, sonó el celular de Alison con una inesperada noticia. “Le dicen ‘Nos equivocamos, es parte de un falso positivo y la señora que se lo entregó se equivocó porque se lo entregó antes de la contramuestra. Le pedimos todas las disculpas’. Y ella ya tenía metida la otra aguja para repetir el examen”, contó.

Y pese a que tras esa experiencia quedaron con un trauma terrible y durante 8 meses no avanzaron nada en el tratamiento, finalmente lo consiguieron y completaron su familia.

“De tú a tú”, cuarta temporada todos los viernes a las 22:30 horas por las pantallas del 13.

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