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Serie furor "Sexo/Vida" nos lleva a preguntarnos: ¿Es compatible la estabilidad y el deseo?

  • Por: Camila Campos
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La serie del momento, Sexo/Vida (Sex/Life) no por nada es la número 1 en Chile. Su trama nos ha llevado a preguntarnos: ¿Es posible tenerlo todo a la vez dentro de una misma relación? Y no hablamos para nada de cosas materiales, sacar este ítem de la cuenta. Tan solo nos referimos a pasión, deseo, estabilidad y seguridad. 

Es Sexo/Vida que a través del triangulo amoroso entre una mujer, su esposo y su pasado nos plantea esta duda, además de exponernos cómo las relaciones monogámicas se ven enfrentadas a la rutina y sobre todo a la familia.

El ideal parece ser el siguiente: un matrimonio feliz, una casa cómoda, hijos, mascota, sexo desenfrenado como en "los viejos tiempos" ¿Es esto una expectativa? ¿y una realidad?

La psicóloga y sexóloga Carla Garibaldi lo dijo a El Clarín de Argentina: “Hay un meme circulando que dice que 'la culpa es de la monogamia'. Ésta es una construcción cultural, no natural. El problema es que hemos aprendido el amor y la sexualidad desde el famoso mito de la media naranja".

De todas maneras, la especialista señala que el deseo no surge de la nada, ni mucho menos debemos creer que siempre deseamos de la misma forma. El llamado es a explorar y a tener en cuenta que nuestro deseo cambia constantemente, conforme pasan los años y dependiendo de nuestras vivencias. No podemos desear de la misma forma que hace unos años. “La expresión de nuestra sexualidad no es siempre igual, va variando a lo largo de nuestra vida, adaptándose a las circunstancias que vayan aconteciendo. No existe un botón mágico para encender la llama, la idea es poder permitirnos explorar creativamente”, son sus palabras.

¿Es posible desear a la misma persona? ¿depositar en ella esos anhelos físicos y emocionales? “La satisfacción plena no existe, el deseo no es necesidad y no está presente todo el tiempo. Surge en ausencia, con lo nuevo, con lo inesperado, con la sorpresa, con lo creativo, con el cambio y el movimiento. Se puede desear a la misma persona que nos transmite seguridad y estabilidad, pero no todo el tiempo. Aceptarlo nos da la posibilidad de inaugurar momentos de conexión”, es su respuesta.

Las fantasías: elemento clave

Clave aquí son las fantasías, pues de acuerdo a la experta no hay que sentirse culpable de guardarlas en secreto, de hecho debe hacerse. Las fantasías no se comparten, de lo contrario dejan de serlo y se transforman en deseo. Y en resumen, estas vienen a mantener viva la llama, favorecen la salud sexual pues son un recurso erótico natural.

“Los sexólogos hablamos mucho de la importancia de mantener fantasías porque siempre, de alguna manera, erotizan el cerebro; y el cerebro erotizado nos ayuda a alinearnos con buenos niveles de deseo”, apunta.

“Todo es válido mientras sea una fantasía, y uno puede mantenerlo en la vida privada, no siempre deben ser compartidas con la pareja. A las fantasías no hay que juzgarlas, sino más bien entenderlas como un recreo para nuestra cabeza”, plantea Garibaldi. 

¿El mejor sexo es con el tóxico? Twitter así reaccionó al furor de la serie Sexo/Vida y desde el punto de vista psicológico no es para nada así. Las relaciones del pasado por algo terminaron y así como a veces se vienen a la mente los buenos momentos, los sexuales, también debe haber cabida para los malos y los que en la balanza llevaron al quiebre.

“Los vínculos pasados por algo están en el pasado. Muchas veces sucede esto de fantasear 'que hubiera pasado si...', es común que hagamos preguntas respecto a qué diferente hubiera sido nuestra vida si nuestra pareja no fuera la que es”, afirmó Sandra López, otra fuente en psicología y sexóloga consultada por El Clarín.

"Cuando una relación se terminó, por algo se ha terminado. Pensar en una segunda vuelta depende de cuánto pongamos de fantasía y cuánto recordemos las evidencias reales y el por qué esa relación en algún momento finalizó”, sostiene.

Cabe mencionar que con los años todos nos sometemos a cambios, mentales y también respecto al deseo. “Cada encuentro sexual es una primera vez. En la cama, además de nuestros cuerpos, también se ponen en juego nuestras emociones, miedos, deseos, proyectos, historias, aprendizajes, ilusiones. Nada nos puede garantizar que los encuentros sean 'tan buenos' como antes, porque quizás ya ni nosotros seamos los mismos”, concluye Garibaldi sumándose a las palabras de su colega. 

¿Eso del tóxico? Fantasía y moda viral.

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