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Alergias alimentarias: qué son y cómo detectar estas reacciones que afectan al 10% de la población en Chile

  • Por: Matías Llanca Muñoz
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La alergia alimentaria se desencadena cuando el sistema inmunitario identifica a un alimento erróneamente como una amenaza en el cuerpo, generando signos y síntomas como problemas digestivos, urticaria o incluso inflamación de las vías respiratorias. La leche, la soya, los huevos, el trigo, el maní, las nueces, el pescado y los mariscos son responsables del 90% de los casos que provocan este tipo de alteraciones.

Durante el mes de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el mes de las Alergias, momento que busca concientizar y educar a la sociedad acerca de la importancia de prevenir, diagnosticar y tratar el conjunto de enfermedades alérgicas, entre ellas, la alimentaria.

En nuestro país, la incidencia de las reacciones alérgicas por alimentos va en progresivo aumento y hoy se estima que su prevalencia es cercana al 6% en niños y un 4% en adultos.

De acuerdo con las investigaciones que se han hecho a nivel mundial, se ha detectado que cualquier alimento puede causar una reacción alérgica, pero sólo ocho alimentos causan el 90% de éstas: la leche, la soya, los huevos, el trigo, el maní, las nueces, el pescado y los mariscos.

Si bien las alergias alimentarias son más comunes en niños y lactantes, por la inmadurez de sus aparatos digestivo e inmune, las personas más proclives a desarrollarlas son quienes ya padecen otro tipo de alergias, quienes tienen antecedentes familiares e incluso, aquellos que padecen asma.

El caso del huevo 

Según el Pediatra Nutriólogo y jefe del Servicio de Pediatría del Hospital San Borja Arriarán, Francisco Moraga “las nuevas guías alimentarias recomiendan que, a partir de los 6 meses de edad, la alimentación complementaria del bebé debe favorecer el consumo de todos los alimentos, aun los considerados ’alergénicos’, con mayor razón si es un lactante amamantando, lo que favorecería la prevención de aparición de alergias alimentarias y contribuirían al aporte de nutrientes claves”.

Estas nuevas recomendaciones -agregó- rompen con los paradigmas que aún existen en las guías alimentarias de muchos países, y en ese sentido son innovadoras porque se basan en evidencias científicas y no en la tradición cultural.

Uno de los alimentos considerados alergénicos -por lo cual su consumo es retrasado en lactantes- es el huevo. Sin embargo “las investigaciones actuales concluyen que la introducción temprana de esta proteína -entre los 4 a 6 meses- se asoció con un riesgo reducido de alergia, tanto en estudios en poblaciones de riesgo normal, alto y muy alto de alergia.

Adicionalmente, varios estudios demuestran que el consumo de huevos reduce muchas de las deficiencias nutricionales más comunes en lactantes menores de 2 años, "lo que refuerza la conveniencia de no retrasar su consumo”, explica el doctor Moraga.

La única observación es que en niños con familia con antecedentes muy marcados de atopia y alergias alimentarias de curso grave (shock anafiláctico, sangramiento digestivo), la introducción debe ser vigilada, pero no postergada, ya que no hay evidencia que eso contribuya a evitar el riesgo de síntomas y, por el contrario, la postergación de los alimentos potencialmente alergizantes puede favorecer la posterior respuesta alérgica a ellos. 


 

 

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