Angélica Briones, la Mujer Impacta 2013 que vela por la protección de menores

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 Angélica Briones fue premiada por su importante labor en la protección y reinserción de niños y adolescentes a través del deporte.

 

Angélica Briones siempre tuvo una relación importante con las calles. Nacida en Santiago, llegó al Barrio Franklin -donde vive hasta hoy- a los siete años. Con una familia que define como “particular”, para ella fue importante contar con el vecindario en su infancia. 

“El barrio fue super importante. Devolverme del colegio a mi casa y que las personas de los negocios supieran que yo pasaba todos los días por ahí, que tus vecinos también estuvieran atentos si llegué o no a mi casa, si me demoré mucho, etc., fue un factor protector súper importante”, cuenta, añadiendo que “el factor protector comunitario es fundamental para el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes”. 

Conocer las calles la hizo darse cuenta también de que no todos los niños tenían las mismas oportunidades que ella. Que no todos quienes tenían su edad tenían algo que comer, que no todos iban al colegio como ella, que muchos trabajaban. 

Angélica Briones y su historia

Un poco más grande, intentó canalizar ese impacto participando en una iglesia. Más tarde, estudiando Trabajo Social en la Academia de Humanismo Cristiano se convirtió en dirigente estudiantil, lo que incrementó su curiosidad por lo que pasaba en la sociedad

Pronto se dio cuenta de que muchos niños no podían desarrollar disciplinas deportivas. “Santiago es una de las comunas que tiene menos áreas verdes, particularmente el sector donde vivo… Entonces nos dimos la tarea (con su marido) de buscar un espacio para ellos”. 

Pronto encontraron un espacio abandonado, que prácticamente era usado como un basural de una empresa. 

Así, partió con un proyecto deportivo: al Centro le dieron el nombre de su suerte, de modo que pasó a llamarse inmediatamente – y en propiedad- Club Deportivo Cuevas (también conocido como “la cueva club"), un campo entero dedicado exclusivamente a que los niños practicaran lo que nunca habían soñado, el salto en bicicletas sobre rampas. 

De ahí en adelante, no ha parado. Ha postulado a fondos concursables, creado más talleres deportivos para niños de barrios y el año 2012 fusionó el Deporte con el Reciclaje, sin otro fin que el de contribuir a la formación de niños y jóvenes que se puedan insertar en la sociedad a través del deporte. 

“Todo ha sido muy mágico con nosotros”, dice. “El hecho de abrir ese espacio nos permitió conocer otras necesidades y apoyarlos”, concluye. 

 

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