Las mamaderas pueden exponer al bebé a millones de partículas de microplástico

Un estudio publicado el 19 de octubre de este año, arrojó resultados que los investigadores consideran inesperadas. Se trata de las millones de partículas de microplástico liberadas por las mamaderas al líquido que consume el bebé.

La investigación se publicó en la revista Nature Food, según indica Today. En el estudio se concluyó que los biberones pueden exponer al bebé a millones de estas partículas al día al ser agitados o calentados, liberándolas a la leche.

Resultados del estudio

Para la investigación ocuparon mamaderas de polipropileno (las más comunes). Los científicos hicieron leche para los bebés como lo hacen usualmente los padres y según las medidas recomendadas por la OMS. Luego, analizaron el líquido.

Los resultados fueron que estos biberones filtraron un promedio de 4 millones de partículas de microplástico por litro. Además, la exposición al agua muy caliente aumentó significativamente la liberación de trozos de plástico.

A partir de estos datos, estimaron que el nivel medio de exposición a los microplásticos de un bebé es de 1,5 millones de partículas al día, es decir, 2.600 veces el de un adulto. 

Cifras muy altas, pero faltan estudios

Ahora, no hay aún un estudio científico sobre cómo esto podría afectar la salud del bebé, por lo que no se puede decir a ciencia cierta que esto lo perjudica. No obstante, los investigadores califican la situación de inesperada.

"No creo que nadie esperaba los niveles tan altos que encontramos", dijo el Dr. Jing Jing Wang, científico coautor del estudio a Today.

El científico asegura que “no conocemos los riesgos potenciales para la salud de la ingestión infantil de microplásticos” y que no buscan preocupar a los padres. Pero, basándose en el impacto demostrado de éstos en la salud de ciertos animales,  "deberíamos tomar medidas para remediar" la liberación de microplásticos.

Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, los microplásticos son trozos de plásticos muy pequeños  que pueden ser dañinos para la vida marina. Además, se ha detectado su presencia en las heces humanas.