Publicidad

Cómo afecta a tu salud el consumo de gaseosas con azúcar

  • Por: Tatiana Hernández
Compartir
Publicidad

Las bebidas gaseosas son de consumo cotidiano para muchas personas, sobre todo a la hora de un acompañamiento habitual durante las comidas, como lo es el almuerzo. No obstante, detrás de cada sorbo se esconde un complejo proceso químico que puede tener un impacto negativo en la salud después de unas horas dentro del organismo. 

De acuerdo a Medical Todays, al consumir un refresco azucarado, el cuerpo experimenta una serie de reacciones químicas que pueden afectar la salud. Al ingresar gran cantidad debebida al cuerpo, los primeros 10 minutos, es como si fueran 10 cucharaditas de azúcar, lo que supera el 100% de la ingesta diaria recomendada.

Una lata o botella de bebida carbonatada contiene cerca 155 calorías vacías, 38 gramos de carbohidratos, 37 gramos de azúcar y 34 miligramos de cafeína. Según la Asociación Americana del Corazón se recomienda consumir el azúcar a 25 gramos al día para las mujeres y 36 gramos para los hombres, menos de lo que contiene una lata de refresco. En cuanto a la cafeína, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU aconseja mantenerla por debajo de 400 miligramos al día.

 Ácido fosfórico dentro de las bebidas gaseosas y sus consecuencias

Luego de 20 minutos de ingerir una bebida gaseosa, los niveles de glucosa en sangre aumentan rápidamente. El páncreas libera insulina, lo que provoca que el hígado convierta el exceso de azúcar en grasa, en consecuencia, viene el aumento de peso. Este proceso afecta principalmente a personas con un estilo de vida sedentario, ya que el cuerpo no requiere la energía que este pico de glucosa genera, lo que lleva al almacenamiento de grasa.

“Cuando una persona bebe un refresco, está ingiriendo el equivalente a una comida entera en hidratos de carbono a través del líquido”, explicó a The Healthy Meltem Zeytinoglu, endocrinólogo y profesor de medicina en la Universidad de Medicina de Chicago.

Minutos después, el cuerpo aumenta la producción de dopamina, un neurotransmisor que activa los centros de placer en el cerebro. Este mecanismo es similar al de ciertas drogas, aunque en menor escala. Este impulso de placer puede llevar a un ciclo de adicción, ya que el cuerpo busca repetir esa sensación, incentivando el consumo repetido del refresco, explica MAC Clinical Research, la principal organización de ensayos clínicos del Reino Unido.

Una hora después de beber el refresco, el cuerpo comienza a experimentar una caída brusca de energía. Según explica en un informe Sanford Health, el sistema sanitario rural de Estados Unidos, este “crash de azúcar” puede provocar irritabilidad o cansancio: “Los bajones de azúcar suelen provocar que estemos increíblemente distraídos a lo largo del día, lo que lleva a una falta de productividad y concentración. La confusión, el comportamiento anormal, la incapacidad para completar tareas rutinarias, son síntomas comunes”.

Además, detallan los expertos detallan que, el ácido fosfórico presente en la bebida se une a minerales esenciales como el calcio, el magnesio y el zinc en el intestino, lo que provoca que sean excretados en lugar de absorbidos. Las propiedades diuréticas de la cafeína también incrementan la producción de orina, expulsando agua, minerales y electrolitos.

 

 

Publicidad