“La niebla del amor”: congelar los genitales para aumentar el deseo sexual
- Por: Paula Muñoz
Una nueva tendencia para aumentar el deseo sexual está siendo cada vez más popular en Europa. Se trata de la “niebla del amor”, que consiste nada menos que en congelar los genitales.
Esto se realizaría en lugares especiales, en el que te rocían la zona íntima con un vapor frío de un tanque de nitrógeno líquido a una temperatura de 160 grados bajo cero.
Según The Sun, un spa en Manchester ofrece este "tratamiento" de una duración de 30 minutos tanto para hombres como para mujeres, con un costo de unos 50 euros (unos 43.000 pesos chilenos).
El método de acción ocurriría por la dilatación de los vasos sanguíneos ante la brusca disminución de la temperatura, lo que mejoraría el flujo sanguíneo y provocaría un aumento de las endorfinas.
Además, según los responsables del tratamiento, serviría para tener una zona genital más “tersa”.
“Mientras la piel siente la 'congelación', el cuerpo envía señales de ida y vuelta al cerebro, que le indican si hay daños en los tejidos. Eso, unido al aumento instantáneo de nivel de endorfinas que genera un incremento de energía y un 'high' natural, produce una apariencia cutánea más tersa, joven y vibrante en el área genital al estimularse la producción de colágeno", explican los responsables del tratamiento a medios locales.
Por su parte, el sexólogo Diego Absi explica a TN que "Es cierto que el frío intenso rejuvenece, activa algunos factores de crecimiento a nivel cutáneo que estimulan la producción de colágeno y elastina y eso hace que la piel rejuvenezca".
"Cuando el hombre y la mujer sienten placer, eso produce una vasodilatación en la zona genital, y el frío todo lo contrario, produce una vasoconstricción y esa alternancia es la que manda una señal al cerebro que genera un estimulo positivo, un estimulo de disfrute, de goce", concluye.
Falta de estudios
Hasta ahora, tanto la efectividad como la inexistencia del riesgo están en duda por la falta de estudios que hay respecto a este método.
Hasta ahora, no hay estudios que indiquen un efecto negativo en la salud, pero tampoco lo hay que afirmen que no hay un riesgo a largo plazo. Asimismo, tampoco hay respaldo científico de que esta técnica realmente funcione, y su respaldo se da por quienes la promocionan, por lo que no hay seguridad de que sea realmente efectiva.