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La educación sexual no es solo responsabilidad de los colegios

  • Por: Constanza Fernández
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Por Pamela Sanhueza, Ginecóloga Pediátrica y de la Adolescencia.

La prevención de comportamientos de riesgo y abuso sexual, el aprendizaje sobre la autonomía y límites del cuerpo, fomentar la comunicación, desarrollar la autoestima, reducir el estigma y la vergüenza asociados a estos temas. Son algunos ejemplos de la importancia de la educación sexual integral de niños, niñas y adolescentes.

Por estos motivos, no debe limitarse exclusivamente a los colegios, ya que la participación activa de los padres, madres o cuidadores en este proceso contribuye a una educación más completa, que se adapta a las necesidades individuales y se enriquece por los valores familiares.

Asimismo, la educación sexual brinda la oportunidad de construir una relación de confianza entre padres, madres e hijos, ya que la comunicación abierta y honesta fomenta un ambiente en el cual los NNA se sienten cómodos compartiendo sus inquietudes y preguntas.

En el caso que los padres, madres o tutores no sepan cómo abordar estos temas o sientan que no cuentan con las herramientas para hacerlo, pueden recurrir a literatura especializada o también buscar ayuda profesional para que los orienten en este proceso.

La enseñanza a temprana edad sobre sus genitales, el consentimiento y los límites personales, les entrega a los niños el conocimiento y la confianza necesarios para reconocer eventuales situaciones de vulnerabilidad y abusos.

Así como también es importante que los tutores promuevan la autonomía de los niños y niñas para ir al baño, vestirse y bañarse, ya que esto contribuirá para que gradualmente vayan estableciendo límites con los adultos sobre su cuerpo.

La educación sexual puede ayudar a prevenir el abuso sexual

Si bien existen múltiples factores de riesgo para el abuso sexual infantil (A.S.I) no conversar estos temas, contribuye a que los niños, niñas y adolescentes no aprendan a identificar los peligros a los que están expuestos, no desarrollen acciones de autocuidado ni establezcan límites en relación con las manifestaciones de afecto, no sepan identificar que está bien o mal y tampoco a quién pedir ayuda.

Se torna indispensable comprender que ESI no se trata únicamente de hablar sobre la actividad sexual o de dar consejería de Prevención de ITS o anticoncepción. La educación sexual temprana, con programas adaptados según edad es aprender a conocerse, además de establecer un vínculo protector con los hijos/as donde en casos de vulneración como abuso sexual infantil, sabrán cómo actuar y a quién pedir ayuda en caso necesario.

Por lo tanto, es importante que exista un trabajo colaborativo entre los colegios y los padres/tutores en la creación de un enfoque integral y equilibrado para abordar todos los aspectos relacionados con la sexualidad de NNA.

 

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